Portsmouth fue el primero de los escenarios para celebrar los 75 años del Día D. Sus anfitriones: la reina Isabel II, el príncipe Carlos de Gales, y la primera ministra Theresa May. Entre los huéspedes más ilustres: los jefes de Estado de EEUU, Donald Trump, de Francia, Emmanuel Macron, y Justin Trudeau de Canadá. También estaba la canciller Angela Merkel en esta conmemoración del inicio de la victoria –a ojos occidentales– sobre la Alemania nazi.
En este sentido, Rivas entiende que "se vuelve a utilizar políticamente a la historia con asuntos actuales, lo cual es algo negativo para la historia y para las relaciones internacionales actuales".
No faltaron a la cita los datos de la gesta gloriosa. Dice la historia oficial que el 5 de junio de 1944 las tropas aliadas –por lo general asociadas a las nacionalidades estadounidense y británica– embarcaron desde Portsmouth con destino a Normandía. Se habla de unos 7 mil barcos que transportaron a unas 160 mil almas y 10 mil vehículos para realizar el asalto.
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Pero esa misma historia –a la que siempre la cuentan los vencedores–, no habla de otras 'hazañas' de algunos de los héroes del Día D, mucho menos honorables, pero que durante casi 75 años la narrativa de los triunfadores ha logrado ocultar con un éxito considerable.
Rivas sostiene al respecto que "el relato norteamericano de este episodio histórico es mucho más definido por Hollywood que por los libros de historia y por los historiadores. En esos libros de historia se recoge también la cara ocultada del desembarco del D Day, como serían todas las fechorías y actos delictivos hechos por algunos de los soldados norteamericanos después del desembarco".
Pero Rivas matiza. "Es cierto que eran una minoría, pero que han dejado un poso muy oscuro y muy negro en la historia del desembarco y en sus días posteriores porque hay muchas familias de mujeres francesas que fueron violadas y que no han pasado a la historia por blanquear ese episodio, aunque ha habido historiadores norteamericanos que sí lo han escrito en sus libros pero que estos días se oirá muy poco en los medios franceses y de los países aliados en general".
Una de las escritoras precisamente que desveló estos hechos hace pocos años fue una profesora de la Universidad de Wisconsin, Mary Luise Roberts. Especialista en historia de las mujeres, la inquietud llevó a Roberts a Francia en 2004 para investigar archivos normandos y estadounidenses, que tuvo como fruto su libro 'What Soldiers Do: Sex and the American G.I. in World War II France' ['Lo que hacen los soldados: sexo y los militares estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial en Francia'].
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La campaña de la liberación de Francia fue "vendida" a los soldados estadounidenses, no como una batalla por la libertad, sino como una aventura erótica con francesas ninfómanas, agitando un "tsunami de lujuria masculina" que una población maltratada y desconfiada, a menudo lo vio como un segundo asalto a su soberanía y dignidad, de acuerdo Roberts.
"Precisamente se explotaba esa idea de las francesas como mujeres 'fáciles' y muy liberales en el aspecto sexual, lo que producía un 'aliciente' para el soldado norteamericano que iba a marchar a Francia a jugarse la vida", explica Rivas.
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Roberts estudió de cerca las transcripciones de 15 consejos de guerra en el norte de Francia, en las que percibe racismo estadounidense. Así, el libro dedica dos capítulos a las violaciones, por las cuales, según documentos de octubre de 1944, "52 soldados fueron procesados", incluyendo muchos negros, señal para Roberts del "racismo permanente" no sólo de los militares estadounidenses, sino también de los franceses "que se apresuraban a señalar con el dedo a los negros".
"Para los norteamericanos es un episodio muy oscuro que tienen que eliminar de cualquier manera para presentar una cara positiva del desembarco como 'liberadores' de Europa del nazismo. Por otro lado también esconde claramente un episodio más de racismo dentro de sus filas militares y de la jurisdicción de los jueces militares como quedó demostrado. Y también refleja, por supuesto, esa parte de racismo de la población francesa, porque antes de saber quiénes eran los culpables se señalaba a los soldados negros que formaban parte del Ejército norteamericano", concluye Luis Rivas.