Portugal introdujo los incentivos fiscales en un intento de atraer extranjeros ricos. En 2012, un año después de buscar un rescate internacional, comenzó a ofrecer permisos de residencia a no europeos que compraran bienes raíces por valor de más de 500.000 euros (560.000 dólares), recuerda Bloomberg.
Los franceses, que tienen una de las mayores cargas fiscales entre los 34 países desarrollados, fueron los mayores compradores de viviendas extranjeras en Portugal en 2017, representando el 29% de la inversión inmobiliaria extranjera, según la Asociación de Profesionales y Corredores de Bienes Raíces de Portugal.
Más: Asedio turístico: los 7 países más cansados de los visitantes
Portugal estuvo en crisis durante décadas, pero todo eso comenzó a cambiar después de que completara su programa de rescate internacional en 2014 y el turismo y el 'boom' inmobiliario transformaran ciudades enteras. Ahora, el país está lleno de hoteles boutique, restaurantes con estrellas Michelin y apartamentos y tiendas de lujo que atienden a extranjeros. Además, Portugal se percibe como un sitio seguro al haber ocupado el cuarto lugar en el Índice de Paz Global 2018.
Al mismo tiempo, el salario medio mensual neto de los trabajadores portugueses aumentó un 3,7% hasta los 888 euros, según el Instituto Nacional de Estadística. O sea, una familia portuguesa media nunca podrá competir en el mercado inmobiliario.
El ministro de Economía portugués, Pedro Siza Vieira, dijo en una entrevista que la falta de viviendas asequibles en algunos centros urbanos portugueses "es una preocupación".
"Sabemos que se trata de un fenómeno global, que los precios están subiendo en el centro de las ciudades, lo que crea un problema social", constató.