La suerte sonrió a uno de los equipos del proyecto liderado por el arqueólogo Leonardo López Luján, que trabaja en la excavación 'Ofrenda 178', uno de los frentes de exploración del Templo Mayor, epicentro de la Gran Tenochtitlán, capital del imperio mexica que dominó el altiplano central mexicano, a quienes los españoles bautizaron "aztecas".
El hallazgo de un jaguar ataviado es una potente señal de lo que puedan llegar a encontrar, según explicó a Sputnik Miguel Báez, arqueólogo encargado de la excavación en 'Ofrenda 178'.
"Nunca se había encontrado un jaguar ataviado, vestido de guerrero. Habíamos encontrado lobos y águilas, pero no jaguares, que —para la cultura mexica— representan la fuerza, la noche, la ciencia y algunos dioses", dijo Báez.
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Explicó que el jaguar hallado tiene un disco de madera atado a la parte trasera de la cadera que "representa a las deidades, pero particularmente a los sacrificados", detalle que les permite datar el tiempo del sacrificio, que según el arqueólogo fue en algún momento del año 1500.
"Uno de los elementos que levanta las expectativas es que tiene un lanzadardos. No es común hallar este tipo de armas, relacionadas con la guerra y el poder. Por tanto, entendemos que este jaguar nos puede estar mostrando el depósito funerario de un emperador", dijo Miguel Báez a Sputnik.
Aunque este dato aún no esté confirmado, los fuertes indicios han subido las expectativas y la atención sobre el principal trabajo arqueológico que se realiza en el centro de la Ciudad de México.
Hallar el Templo
El Templo Mayor era la mayor estructura de Tenochtitlán, capital del imperio mexica, que se había ido construyendo en etapas. Al momento en que los españoles llegaron a él, tenía siete capas de construcciones, una sobre otra, como una enorme 'matrioshka'.
Tras la toma de control por parte de los españoles, el Templo permaneció sepultado bajo las construcciones coloniales durante 400 años. Fue hasta el 21 de febrero de 1978, durante las excavaciones de la extinta compañía pública de electricidad Luz y Fuerza, hallaron a Coyolxauhqui. Los obreros excavaban a más de dos metros de profundidad en las calles Guatemala y Argentina, a metros de la Catedral de la Ciudad de México.
El predio fue donado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para continuar las excavaciones, descubriéndose así el recinto sagrado del Templo Mayor y varios edificios que lo rodean, así como unas 15.000 piezas arqueológicas que hoy conforman el Museo del Templo Mayor, construido junto al hallazgo.
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Entre los edificio adyacentes al Templo Mayor, en 2009 fue hallado el Cuauhxicalco, bajo el edificio colonial 'Casa de las Ajaracas'. Ese predio ubicado hoy en Guatemala 38, en pleno centro histórico de la Ciudad de México, fue donado por el Gobierno al INAH, para que se conserve como una reserva arqueológica al oeste del Templo Mayor, donde se ha trabajado durante los últimos diez años y dónde fue hallado a fines de 2018 el jaguar ataviado.
"En sus crónicas, los españoles dan cuenta que el Cuauhxicalco es dónde se realizaban sacrificios, así como la cremación y deposición final de los emperadores, por eso consideramos que el jaguar pueda estar acompañado de un personaje con peso político", dijo Miguel Báez.
La ofrenda 178 que trabaja el equipo de Báez fue encontrada en el Cuauhxicalco, que está asociada a la etapa seis de construcción del Templo Mayor, datada del año 1500. La etapa siguiente, la séptima, que fue la que hallaron los españoles a su llegada y utilizada por Moctezuma II, fue totalmente destruida tras la colonización.
Un jaguar para una tumba
Según la fecha con que fueron datados los hallazgos recientes del jaguar ataviado, Báez dijo a Sputnik que creen estar cerca de la tumba del emperador mexica Ahuizotl, que gobernó entre 1486 y 1502, predecesor de Moctezuma II.
"Aunque los indicios son muy buenos, tenemos que ser cautos porque esta sería la tercera vez que creemos estar cerca de los emperadores y por algún motivo, no nos sonríe la suerte", dijo Báez en entrevista.
El experto indicó que la manera en la que el jaguar fue hallado en el centro del Cuauhxicalco, sugiere una importancia propia. Además, se tiene la guía de que los mesoamericanos "marcaban las esquinas de sus edificios con depósitos", por lo que este puede ser uno de ellos.
Báez precisó que el depósito hallado con el jaguar está alineado con el templo dedicado a Huitzilopochtli en el Templo Mayor y que las ofrendas que han ido encontrando en la zona en los últimos años de trabajo también pueden alinearse en dirección a él. Señaló que así fue hallado en 2018 el sacrificio de un niño para Huitzilopochtli.
"Alrededor del depósito hemos detectado con seguridad una ofrenda más y posiblemente hubo otras tres ofrendas alrededor, que marcan la importancia de este punto", dijo Báez.
Tras 41 años de trabajo ininterrumpido en esta zona arqueológica, los indicios que señalan el hallazgo de la primera tumba de un Tlatoani mexica emocionan a todos, a Báez incluido, que tiene 17 años de experiencia en excavaciones como ésta y tres dedicados al proyecto del Templo Mayor.
"Estar frente a los depósitos es muy importante porque tienes frente a tus ojos un momento de la historia muy específico", opinó el experto.
"Es muy satisfactorio trabajar con un hallazgo así. Te hace sentir mucha responsabilidad y la necesidad de esforzarte al máximo porque es muy complejo. Afortunadamente trabajo con un grupo de especialistas que probablemente es el mejor del país y aprender de ellos a diario genera una emoción muy fuerte", concluyó.