De color verde oscuro, el licor es elaborado con más de 14 hierbas, entre ellas toronjil, maltanzin (propia de la región) y ruda, detalló a Notimex Varela Robles, quien al lado de su padre y hermanas mantiene vigente la herencia de su abuelo Joaquin Varela Sosa, cuya pasión por preservar las tradiciones de la cultura náhuatl se remonta a la década de los 40.
Varela Robles es licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Nacional Autónoma de México y tras graduarse hizo de Apulco su residencia.
"Mi abuelo instaló en 1948 su fábrica de aguardiente en la sierra nororiental de Puebla, entre Cuetzalan y Zacapoaxtla, y en 1999 una tromba de tres días la arrastró, sin embargo, mi padre y mis hermanas decidimos levantarla de nuevo", compartió.
Están por cumplirse dos décadas desde aquella tragedia y Joaquin Varela Robles mantiene con firmeza la promesa que le hizo a su abuelo: continuar con la elaboración de Yolixpa, licor que toma su nombre de la combinación de dos palabras Náhuatl: 'yolix' que significa corazón o pecho, y 'pa' abreviatura de 'pajti', que significa medicina.
Propiedades curativas de la bebida milenaria
De acuerdo con Joaquin Varela Robles, el Yolixpa cura distintas enfermedades, entre ellas el empacho y los sustos, incluso amortigua la bilis después de un fuerte enojo.
El objetivo es crecer la producción y exportarla a donde sea necesario sin perder la calidad, por eso van a paso lento pero firme.
De sabor fuerte, esta bebida también es consumida para tratar enfermedades como la diabetes o las respiratorias, por lo que es común ver a madres dándoles a sus hijos una probadita.
Son cerca de 17 personas quienes trabajan en la elaboración de licores en la Finca Santa María Tres Arroyos, que mensualmente vende 600 litros de destilados, incluyendo los artesanales con sabor a limón, maracuyá y zarzamora.
Al recorrer el negocio, Notimex observó decenas de barricas de roble blanco, las cuales evocan la moda "vintages" y el trabajo artesanal qué hay detrás de la creación de estas bebidas, las cuales alcanzan hasta los 25 grados de alcohol.
El proceso de creación
El ahora experto en destilación puntualizó que lo inician con la fermentación de piloncillo o panela como también se conoce en la región a este concentrado de azúcar.
A fin de ofertar productos propios de la región, la familia Varela también prepara aderezos y mermeladas de zarzamora, maracuyá, tejocote e higo, las cuales están a la venta en pequeños frascos de vidrio dispuestos en viejos anaqueles.
Y comprometidos con continuar la herencia de la cultura náhuatl, la finca es sede del Festival de la Medicina Tradicional, que este 2019 celebrará su quinta edición en abril próximo, reuniendo a médicos, curanderos y quiroprácticos que buscan a través de sus conocimientos sanar a todo aquel que presente algún malestar.
El reconocimiento de la Conquista
De acuerdo con investigadores como Carlos Viesca T. y María Blanca Ramos de Viesca, del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM, la medicina que encontraron los españoles a su llegada a México en 1519 era un sistema médico integral que resumía el manejo de la herbolaria para tratar enfermedades.
Asimismo, afirman que la medicina náhuatl prehispánica constituyó un sistema integral de conocimientos acerca de la salud y la enfermedad, así como de la manera de abordar los problemas relacionados con ellas. Tuvo, además, congruencias con su visión del mundo y con las posibilidades tecnológicas que se disponían.
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En algunos códices encontrados se muestra cómo reducir e inmovilizar las fracturas constituyen información de primera mano acerca de lo que hacían los médicos náhuatl del siglo XVI, cuyos herederos son los numerosos hueseros, así como las plantas de las que se valían para sanar malestares.