El embajador ruso en España, Yuri Korchaguin, inauguró el acto recordando que ambos países celebran 300 años de relaciones diplomáticos que condujeron a la inauguración de embajadas permanentes en 1723, pero recordó que “hace 500 años ya se produjeron los primeros contactos oficiales entre la corte española y el ducado moscovita”.
Al acto también acudió Ignacio Ybañez Rubio, que sirvió como embajador de España en Rusia entre febrero de 2017 y octubre de 2018.
En una línea similar a la de Korchaguin, Ybañez dijo estar “especialmente satisfecho” del desarrollo de las relaciones entre ambos países.
Además de la presencia diplomática, a lo largo del acto varios académicos desengranaron algunos de los antecedentes de las relaciones entre Rusia y España.
En ese libro, afirmó Volosyuk, se explica el origen de las relaciones entre ambos países.
“El emperador ruso Pedro el Grande tuvo la idea de incluir a Rusia en el ambiente internacional europeo, y para ello estaba muy interesado en tratar con España, a quien consideraba una fuerza muy importante, por lo que decidió enviar en el año 1723 la primera misión diplomática permanente a Madrid”, señaló la académica.
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Por su parte, Francisco Fernández Izquierdo, jefe del departamento de Historia Moderna y Contemporánea del CSIC, señaló que incluso antes del establecimiento de esas relaciones ya existía por parte de las autoridades españolas un gran interés en conocer Rusia.
En su repaso por los tres siglos de relaciones hispano-rusas, los académicos se detuvieron especialmente a explicar el impacto cultural de un país en otro.
Por ejemplo, la historiadora Ekaterina Yurchik, de la Universidad Estatal de Moscú, destacó que en el Siglo XIX, la obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, dejó una gran impronta en la cultura rusa.
“La percepción rusa de Don Quijote es uno de los ejemplos en los que un producto cultural de un país se vuelve predominante en la vida cultural de otros”, relató la experta.
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Todo ello dio lugar al denominado “Quijotismo ruso”, una tendencia cultural impregnada por el carácter del protagonista de esta obra.
Más allá del ámbito cultural, el historiador Angel Viñas, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, destacó que las relaciones entre Rusia y España, reestablecidas tras el fallecimiento de Franco, sirvieron en los últimos años para conocer detalles de la historia contemporánea española.
En concreto, Viñas explicó que las relaciones entre ambos países permitieron el intercambio y análisis de archivos que permiten conocer detalles sobre la participación soviética en la Guerra Civil española, abriendo desde Rusia una vía para ampliar el conocimiento sobre la historia de España.
Viñas se mostró satisfecho de que la colaboración entre ambos países haya permitido el desarrollo de su trabajo y el de otros académicos, y por ello llamó a los ámbitos diplomáticos y universitarios a cuidar de esas relaciones para seguir facilitando la producción científica en asuntos como la Guerra Civil.