"El colapso de este imperio ideológico no se produce de repente con explosiones y efectos especiales, sino que ocurre en silencio y pausadamente, como si se grabara a cámara lenta", escribe Nikíforova en su artículo para el periódico ruso Vzglyad en vísperas de la 91 ceremonia de entrega de los premios Óscar.
"La culpa no la tienen los escándalos que se han podido evidenciar los últimos años. La razón principal de los fracasos de los Óscar es la crisis orquestada por la farándula estadounidense. Al profundizar en sus conflictos interiores, incomprensibles para la gente normal, en la lucha por los derechos de innumerables minorías, en los procesos inquisitoriales sobre la corrección política y el acoso sexual, la farándula se ha convertido en una "cosa en sí misma", habiendo perdido su alcance global e influencia en las mentes humanas", afirma Nikíforova.
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Para ella, estos conflictos acaban con el gran estilo clásico de Hollywood ante nuestros ojos. Para los responsables de los Óscar, los méritos artísticos de las películas dejaron de ser importantes, perdiendo ante las prioridades políticas y sociales.
Desde entonces, el índice de audiencia de los Óscar ha descendido notablemente. El año pasado, la audiencia estadounidense alcanzó un mínimo histórico de 26 millones. Y en cuanto al número de espectadores en todo el mundo, los Óscar perdieron a PewDiePie, un joven bloguero sueco.
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Nikíforova teme que incluso estas cifras pueden estar lejos de la realidad donde tres películas nominadas al Óscar 2019 ('Black Panther', 'Black Clanist' y 'Green Book') están dedicadas a la lucha de los negros, mientras que otras tres ('Bohemian Rhapsody', 'Favorite' y el mismo 'Green Book') muestran la vida de los gays y lesbianas.
"Todo esto está bellamente filmado, expresado de manera notable e interpretado profesionalmente. Pero no hay tantos gays, lesbianas y negros en el mundo para que este cine se convierta no solo en popular, sino que sea el preferido del público por muchos años", concluye Nikíforova.