"El principal problema del petro radica en que esta criptodivisa todavía no se ha convertido en un elemento de la economía tradicional, o sea, los habitantes del país no pueden utilizarla en su vida cotidiana, pagar la gasolina, pagar en las tiendas, pagar los impuestos", señaló el servicio de prensa de la Asociación Rusa de Industria de Criptodivisas y Blockchain (RAKIB, por sus siglas en ruso).
Por su parte, el presidente de la agencia analítica Biznesdrom y miembro del consejo de expertos de economía digital de la Duma rusa, Arseni Poyarkov, considera que un cambio de marca podría "relanzar" el proyecto y darle otra oportunidad de éxito.
"Podría ser la denominación, podría ser el cambio de nombre de la divisa, un paso condicional a la criptodivisa, pero el problema es que para que la divisa sea solicitada debe contar con el respaldo de una economía fuerte o al menos predecible", indicó.
En tanto, la analista del mercado de criptodivisas Olga Neroda señaló que "la criptodivisa nacional no debe ser una alternativa a la divisa principal, sino solo un elemento que le complementa y sirve para determinadas tareas concretas, aunque sea para evadir las sanciones; no obstante, esta divisa debe tener demanda".
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