Cabe recordar, afirma el experto a Sputnik, que el país norteamericano nunca podrá suministrar la cantidad de gas que necesita Europa a un precio competitivo.
"Creo que la presión está aumentando para que Alemania haga concesiones en otras áreas. No se trata solo de Nord Stream 2, sino de que Alemania sea más flexible en otras cuestiones. Se puede referir al superávit comercial o, por ejemplo, Alemania le retiró recientemente los derechos de aterrizaje y despegue a las aerolíneas iraníes, algo que no quiso hacer durante muchos años, pero ahora ha cedido bajo la presión de Washington", dijo el experto.
El 24 de enero, el vicecanciller ruso Serguéi Riabkov denunció que EEUU recurre al chantaje, la presión y los sobornos para conseguir que otros países renuncien a la cooperación con Rusia. Así comentó las insinuaciones de que EEUU podría imponerle sanciones a varias empresas por el apoyo al gasoducto Nord Stream 2 hechas por el embajador estadounidense en Berlín, Richard Grenell.
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En Davos, representantes de Lituania y Ucrania también han criticado el gasoducto Nord Stream 2 instando al Gobierno alemán a reconsiderar el proyecto.
"Rusia siempre ha utilizado el comercio de sus recursos energéticos como herramienta política para ejercer influencia y como arma. Por eso nos sorprende que todavía haya tanto apoyo al Nord Stream 2 en Alemania, porque es obvio para nosotros que una mayor dependencia energética de Rusia significa una mayor dependencia política", dijo la presidenta lituana Dalia Grybauskaite.
El experto cree que la 'preocupación' de EEUU por la independencia energética de la UE y los ingresos de Ucrania por el tránsito de gas es muy hipócrita, ya que en realidad lo que les interesa es la venta de su propio GNL, que ahora quieren promover en el mercado global en grandes cantidades, gracias a sus métodos de extracción intrusivos y hostiles hacia el medio ambiente. Para el 2025 quieren controlar al menos el 50% del mercado de gas europeo, pero no podrán hacerlo si no desplazan a Rusia de una parte sustancial de este mercado.
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A su vez, Graziani Tiberio, presidente del Instituto de Geopolítica IsAG (Italia), opina que los objetivos geoestratégicos que persigue EEUU tienen una perspectiva a largo plazo.
"La principal meta es cortar todas las comunicaciones de infraestructura para el movimiento de recursos entre la UE y Rusia. Washington hace lo posible para fragmentar a Europa, debilitarla y obligarla a acudir a EEUU. El objetivo a mediano plazo sería vender a Europa su gas de esquisto, independientemente de las dificultades que supone su transporte a través del océano".
"Los estadounidenses quieren que les compremos su gas de esquisto y no el gas natural ruso, a pesar de que este último es más barato, más seguro, más conveniente para su transporte y más respetuoso con el medio ambiente. Para ello, EEUU está abusando de su derecho extraterritorial", le dijo a Sputnik.
Jaroslav Basta, exembajador de la República Checa en Rusia y Ucrania, recalcó que "este no es un asunto sobre el cual EEUU debería exigirle algo a Alemania" citando al ministro alemán de Exteriores, Heiko Maas. Mirándolo desde afuera, lo ve como "una repercusión de la guerra comercial que EEUU está llevando contra China, la Federación de Rusia, y ahora parece que en este sentido Europa tampoco estará segura".
De este modo, el proyecto Nord Stream 2 supone un obstáculo, ya que su implementación creará las bases para una cooperación económica sólida y mutuamente beneficiosa entre Rusia y el país de la UE más influyente: Alemania. También porque el gasoducto no pasa por ningún país de Europa del Este que, según la doctrina Brzezinski, sería la región que aislaría a Rusia de Europa y a Europa de Rusia.
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Otro analista político polaco Konrad Rekas afirma que "las acciones de los estadounidenses son más antieuropeas que antirrusas. Washington se opone constantemente a todo lo que pueda llevar a Europa a la independencia de EEUU. De ahí su oposición al fortalecimiento de la cooperación energética mutuamente beneficiosa entre Europa y Rusia, la fuerte presión que ejerce contra la cooperación con Irán y, finalmente, la lucha contra la Nueva Ruta de la Seda de China. Cuanto más fuerte es Europa, más débil es la dictadura estadounidense y menos oportunidades hay para promover el gas caro a los europeos".