La presencia de iguanas terrestres (conolophus subcristatus) en la isla Santiago, del archipiélago Galápagos, fue reportada por última vez en 1835, por Charles Darwin. Sin embargo, a pesar de que los registros indican que es una especie autóctona del lugar, hasta el 3 de enero de 2019, allí no había ni un ejemplar del reptil.
Ante la situación y con el objetivo de restaurar el ecosistema del lugar, la dirección del Parque Nacional Galápagos (PNG), del Gobierno de Ecuador (junto a la Universidad Massey de Nueva Zelanda y la organización Island Conservation), trasladó 1.436 iguanas terrestres desde la isla Seymour Norte a la isla Santiago, específicamente a Puerto Nuevo y Bucanero.
"Dentro de los ecosistemas la iguana terrestre cumple un rol importante: dispersar semillas y permitir que esas especies [esparcidas], sobre todo de cactus, puedan ampliar su rango de distribución y, por ende, también aumentar los rangos de alimentación" de las iguanas, dijo a Sputnik Danny Rueda, director de Ecosistemas del PNG.
La iguana terrestre "es un reptil herbívoro bastante oportunista, básicamente se alimenta de cualquier especie vegetal, pero especialmente del fruto del cactus, ya que esta planta le puede proveer alimento durante todo el año", explicó.
A pesar de que la isla Santiago cuenta con reservorios de alimentos, una de las posibles causas de su desaparición en ese lugar puede haber sido la invasión del cerdo federal y la cabra, especies no endémicas del lugar.
Por ello, una de las primeras medidas que tomó el PNG para poder reinsertar las iguanas terrestres a su hábitat endémico, fue la erradicación de las dos especies invasoras. Entre 2001 y 2006 se llevó a cabo el proyecto Isabela, y se logró erradicar los cerdos y cabras de la isla Santiago.
Después, "luego de casi dos años de investigación", el equipo del PNG identificó en qué fechas y en qué sitios de la isla se podían liberar las iguanas, y estudió cómo mantenerlas en cautiverio previo a su liberación, para que no trasladaran al nuevo lugar parásitos y semillas que podían estar en sus estómagos.
En la década de 1930 un científico las llevó desde la isla Baltra (Seymour sur), para que no se extinguieran. "Había ratas y gatos en Baltra, se estaba ante el establecimiento de la base aérea estadounidense en el lugar [1942-1947] y el científico previó que iban a tener una afectación en su número poblacional", contó Rueda.
En Seymour norte hay aproximadamente 6.000 iguanas, pero no el suficiente alimento para que subsistan. En Santiago, en cambio, están dadas las condiciones de alimentación durante todo el año.
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Además, a diferencia de Seymour norte, en Santiago hay depredadores naturales de iguanas. "El gavilán de Galápagos va a regular la función de la iguana en el ecosistema. El gavilán equilibra la dispersión y el número poblacional de cualquier especie, incluida la iguana", indicó.
Rueda contó que entre el 2 y el 6 de febrero los técnicos del PNG realizarán una primera expedición para monitorear a las iguanas liberadas, para "ver cómo se están distribuyendo" en el territorio. Realizarán cuatro expediciones a lo largo del año, con el objetivo de reconocer qué plantas son sus favoritas para comer, e identificar los sitios que las iguanas naturalmente eligieron para anidar, y así poder controlar las plagas de hormigas y roedores para evitar su depredación.