El maquillaje para los ojos puede ser absorbido por sus membranas mucosas, los aerosoles para el cabello, perfumes y polvos pueden ser inhalados, y hasta irritar los pulmones. Asimismo, el lápiz labial es lamido y tragado. Todo el maquillaje que utilizamos pasa a nuestro organismo por diferentes vías, y con él todo lo malo que lleva oculto.
Plomo:
Uno de los más polémicos es el plomo, pues a pesar de que las leyes países fabricantes como la Unión Europea prohíben el uso de materiales pesados, lo cierto es que la piratería y la falta de regulaciones en los mercados hacen que el plomo persista entre sus ingredientes ocultos.
Los síntomas que pueden presentarse por la existencia de plomo en el maquillaje son dermatitis, eccemas, enrojecimiento y descamación, pequeñas vesículas y mucho picor, sobre todo en aquellas áreas donde se ha empleado el cosmético como los párpados de los ojos y labios.
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También existen conservantes y fragancias en los productos cosméticos que ocasionan más reacciones en la piel que elementos más vigilados como el plomo. Estos conservantes se encuentran en todas partes, básicamente cualquier producto diseñado para durar más de un mes requiere su uso.
Este es un potente agente bacteriano y fungicida que se utiliza como desinfectante y está presentes en cosméticos, desodorantes antitranspirantes, limpiadores faciales, enjuagues bucales y hasta dentífricos.
En este caso el mayor riesgo para la salud está basado en la disminución de la flora y los microorganismos de la piel, dejando expuesto nuestro organismo a la agresividad y toxicidad cosmética de otros productos.
Formaldehídos:
Este es uno de los más agresivos conservantes de cosméticos que también se utiliza en disímiles productos de higiene personal como champús, cremas para baño y sales para la higiene íntima femenina.
Hoy día se utiliza también en los alisados permanentes, por lo que estos productos han quedado prohibidos en algunos países debido al alto riesgo para la salud de quien trabaja con ellos habitualmente.
Su poder de conservación es tan fuerte que se utiliza en los servicios funerarios para preservar los cadáveres a fin de colocarlos en los féretros donde se velarán sus restos. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer lo clasifica en el primer grupo de riesgo para el cáncer nasofaríngeo.
Estos conservadores están presentes en casi todas las etiquetas de los productos cosméticos y de higiene personal. Siempre terminan en "parabeno" como el metilparabeno (E-218), etilparabeno (E-214), propilparabeno (E-216) y butilparabeno.
El principal problema de los parabenos químicos está en la forma en que son metabolizados por el cuerpo humano, ya que nuestro organismo es capaz de eliminar con relativa facilidad los parabenos si los hemos consumido por vía oral, en cambio, a nivel tópico son más difíciles de sintetizar.
Butilhidroxianisol:
Por sus altas propiedades antioxidantes, este conservante proveniente de la industria petrolífera es uno de los más populares en maquillajes y cremas humectantes. Pero su toxicidad puede afectar el sistema inmunológico, la piel, los pulmones y el hígado.
Desde 2015, investigadores franceses testaron productos que contienen este ingrediente y corroboraron que su ingesta en ratones produce cáncer de hígado.
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