Guzmán, de 61 años, es acusado de traficar drogas hacia EEUU y de conspirar para asesinar a sus rivales mientras lideraba el Cartel de Sinaloa; si es condenado podría enfrentar una sentencia de cadena perpetua.
En su argumento inicial, el abogado de Guzmán Jeffrey Lichtman dijo que el cartel de Sinaloa, en el cual el Chapo no ocupaba un lugar de liderazgo, había sobornado a policías, militares y políticos, entre ellos el expresidente mexicano Felipe Calderón (2006-2012) y el actual mandatario Enrique Peña Nieto (2012-2018).
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El 15 de noviembre subió al estrado uno de los principales testigos de la Fiscalía, Jesús Reynaldo Zambada, que es hermano de Ismael Zambada, el otro líder del cartel de Sinaloa.
El hombre, que fue extraditado a EEUU en 2012 y coopera con las autoridades estadounidenses, detalló que su hermano y Guzmán usaban sicarios para eliminar a sus enemigos y que pagaron millones de dólares en sobornos a policías, militares y políticos en estados clave para el tráfico de droga.
Guzmán, cuyo nombre despertó terror entre sus rivales, protagonizó dos fugas espectaculares en México de prisiones de alta seguridad, en 2001 —en un carro de ropa sucia— y en 2015 —por un túnel de 1.500 metros desde su celda—; fue recapturado la última vez en enero de 2016 y extraditado a EEUU un año después.
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