El principal asesor de la Casa Blanca en materia económica, Larry Kudlow, comentó a CNBC que EEUU y China dialogan "a todos los niveles" y que las negociaciones de su país con Japón y la Unión Europea "van muy bien", lo cual llama la atención después de las diatribas mutuas entre el presidente galo Emmanuel Macron y su homólogo estadounidense.
Previamente Trump tomó la iniciativa de conversar con el líder chino para reanudar las negociaciones que ya arrancaron entre el Secretario del Tesoro, el israelí-estadounidense Steven Mnuchin, y el vicepremier chino Liu He encaminadas a diluir las tensiones.
Durante la exitosa Cumbre Internacional de Importaciones y Exportaciones de Shanghái, China inició una relativa apertura a las importaciones que puede beneficiar a las transnacionales de EEUU.
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No existen muchos mercados expansivos en el planeta donde se puedan hacer negocios, por lo que, pese a las prohibiciones de Trump, las trasnacionales de Wall Street prosiguen con sus inversiones en China.
Pero no en todos los niveles las cosas van viento en popa y el portal chino SCMP asegura que el "reciente diálogo de seguridad EEUU-China no produjo acuerdo alguno de distensión", en especial, sobre el candente tema del Mar del Sur de China.
Cabe señalar que en fechas recientes un destructor chino y un barco de guerra estadounidense estuvieron a punto de colisionar en el disputado Mar.
Peter Navarro, autor del libro 'Muerte por China', principal consejero de Trump en materia comercial y manufacturera, arremetió en el influyente CSIS, con sede en Washington, contra los "multimillonarios globalistas", acusados de "conspiración", y los ejecutivos de Wall Street que operan como "agentes foráneos sin registro" y trabajan para Beijing con el fin de presionar a EEUU para que logre un arreglo con China.
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Para Navarro, la "conspiración" para socavar a Trump emana de los ejecutivos de Goldman Sachs —de donde proviene una buena parte del gabinete de Trump, como su Secretario del Tesoro Steve Mnuchin— con un "autonombrado grupo de banqueros de Wall Street y directivos de fondos de cobertura de riesgo", quienes "forman parte de una operación influida por el gobierno chino".
A juicio de Navarro, "en caso de existir un arreglo será en los términos del presidente Trump. No en los términos de Wall Street".
El rotativo The New York Times, muy cercano a Soros y a los Clinton, reportó que un grupo de altos ejecutivos de Wall Street, que representan a Goldman Sachs, Morgan Stanley y el Grupo Blackstone, se reunieron con funcionarios chinos en Beijing para fortalecer los lazos de EEUU y China.
Un alto funcionario de la cancillería china, Yang Jiechi, afirmó que "una guerra comercial, en lugar de llevar a cualquier solución, solo afectará a los dos países y a la economía global".
Quien estará a cargo de conducir la parte de las negociaciones comerciales con China en Buenos Aires será Robert Lighthizer, el representante comercial que vapuleó a Canadá y a México en el reciente tratado T-MEC que implícitamente vetó a China de cualquier arreglo con estos dos países sin la anuencia de Trump.
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Según The New York Times, Lighthizer "está pesimista sobre las probabilidades de alcanzar un nuevo arreglo significativo con los negociadores chinos en Argentina".
Asombra que el nonagenario Kissinger, a sus 95 años, esté tan activo como para promover un acercamiento del gabinete Trump con el gobierno chino.
Sin embargo, no hay que fiarse mucho de las pérfidas triangulaciones de Kissinger quien fomentó un G-2 de EEUU y China contra la URSS en la década de los 70.
El vicepremier chino Liu afirma que cualquier arreglo de la guerra comercial de EEUU contra China debe basarse en el "respeto mutuo" como "clave para su resolución".
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Según SCMP, para las autoridades chinas, Kissinger puede ser la persona "confiable para hacerle llegar un mensaje a Trump" antes de su encuentro con Xi en Buenos Aires.
Lo que más llamó la atención es que en tan corto periodo de tiempo Kissinger se haya reunido dos veces con el vicepresidente Wang Qishan: primero en Singapur y luego en Beijing.
A mi juicio, Yuan Zheng subestima el patronazgo que ejerce Kissinger con su correligionario talmúdico Jared Kushner, el yerno de Trump. Sobre todo cuando el primer ministro israelí Netanyahu, aliado de Kissinger y de Kushner, ha estrechado las relaciones con China en medio de la guerra comercial que le impuso Trump.
Según el rotativo israelí Haaretz "Trump estará furioso" debido a los proyectos de infraestructura de China en Israel que ha fomentado el vicepresidente chino
Wang Qishan con Netanyahu.
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Ahora resalta la razón por la cual Kissinger se ha reunido dos veces con el vicepresidente chino, un contacto crucial en la madeja israelí-trasnacional de Jared Kushner, Kissinger y Netanyahu.
Ya de por sí, almirantes estadounidenses retirados habían advertido que "Washington estaba asombrado de la decisión de Israel de conceder importantes proyectos de infraestructura, que incluye la construcción de un puerto civil en Haifa a las empresas chinas".
Pareciera que la paciencia milenaria china está venciendo a la impetuosidad inmediatista de EEUU.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK