Según el texto de la carta de Lieberman, Israel acusa a los Estados europeos de la "tergiversación deliberada" de los hechos y de la "injerencia evidente" en los asuntos internos nacionales.
En septiembre el Ministerio de Defensa de Israel advirtió a los habitantes de Jan al Ahmar que tenían el plazo hasta el 1 de octubre, que ya se expiró, para destruir sus casas, y si no lo hacen, las autoridades israelíes demolerían todo el pueblo.
A principios del mismo mes, el Tribunal Supremo rechazó la apelación final de los residentes de Jan al Ahmar para evitar la demolición del pueblo.
El caso de Jan al Ahmar, situado en territorio palestino ocupado, según la ley internacional, ha suscitado la condena internacional.
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El principal edificio del pueblo es una escuela a la que asisten un centenar de niños y niñas beduinos de la zona y que fue construida con fondos europeos.
Israel quiere despejar la zona de poblados beduinos, próxima a Jerusalén, para poder ampliar el asentamiento judío de Kfar Adumim de manera que las colonias de la zona acaben llegando a Jerusalén y casi hasta el Mar Muerto, hecho que haría imposible un Estado palestino contiguo con capital en Jerusalén este.
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Los vecinos del pueblo son familias expulsadas de sus casas en el desierto de Negev por las autoridades israelíes en los años 50 y trasladadas al lugar donde están ahora.
Los beduinos construyeron sus casas sin permiso de las autoridades israelíes, que controlan la zona de Cisjordania en la que se encuentra Jan al Ahmar y que no conceden permiso de construcción a los palestinos casi nunca.