Fue un día cargado de tensión, de emociones y también de incertidumbre e interrogantes desde primera hora de la madrugada. Nadie sabía qué podía pasar a lo largo del día. ¿Sirvió de algo el 1 de octubre?
Punto de inflexión
El movimiento independentista habría ganado el 1 de octubre frente al entonces Gobierno de Mariano Rajoy si no hubiera sido por el papel que jugaron las fuerzas y los cuerpos de seguridad del Estado. La cita electoral y unilateral se había convertido días antes en una apuesta entre el Gobierno central y el Gobierno de Cataluña. Entre el primero asegurando que no se celebraría ningún referéndum y el segundo asegurando que sí y que habría urnas y papeletas.
Fueron desplazados a Cataluña 2.000 policías y guardias civiles; más de la mitad, a Barcelona. Las cargas policiales fueron recurrentes desde primera hora de la mañana y muchos han sido los vídeos que se han ido publicando sobre la actuación policial. Tantos como denuncias interpuestas a miembros de los cuerpos policiales por abuso de la fuerza. Frente a la salvaguarda de la unidad de España y del orden constitucional con la que los contrarios a la independencia de Cataluña justifican el papel de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, los independentistas hablan de 'represión' y de 'ocupación' un año más tarde.
Referéndum del 1-O: así votó Cataluña por la independencia
El exministro de Exteriores español durante el Gobierno del Partido Popular, José Manuel García-Margallo, ha revelado al canal de televisión catalán TV3 la conversación que mantuvo con el ahora expresidente español, Mariano Rajoy, la noche anterior al 1 de octubre:
"Esa noche le dije a Rajoy: si se produce, como yo creo que se va a producir, la votación, lo peor que nos puede ocurrir es que intervengan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado".
El diario La Vanguardia publicaba las imágenes grabadas desde las mismas cámaras 'GoPro' de los uniformes de la Guardia Civil en las que se escuchan también las conversaciones entre ellos.
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"Desde detrás metía la porra como si no hubiera mañana. Y no había cojones. Y empujaban, y empujaban. Si uno no se ha ido con una costilla rota, poco le ha faltado", se oye decir a un agente.
Vuelta a empezar
Los entonces gobernantes catalanes que constituyeron la punta de lanza del independentismo tienen causas abiertas con la justicia. Son más de una docena los líderes independentistas que están siendo investigados por el Tribunal Supremo español y el expresidente y la cara más visible del 'procés', Carles Puigdemont, reside en Bélgica.
Torra tuvo la ocasión de repetir todos esos mensajes durante una entrevista en TV3 el 29 de septiembre, dos días antes de este primer aniversario del 1 de octubre. Como si la comunidad autónoma todavía viviese en 2012 —o incluso antes—, Torra aseguró que solo habría justicia social cuando Cataluña fuese independiente, que Cataluña solo avanzará cuando se gobierne a sí misma y que es necesario un referéndum acordado con el Estado nacional. Fue explícito:
"Llamo a un nuevo 1 de octubre. Sin miedo, hasta el final y con todas las consecuencias. Aquel primero de octubre nos marca un hito para un nuevo momento, para un nuevo 1 de octubre en el que tendremos que hacer exactamente lo mismo".
De ahí que haya razones suficientes para pensar que Quim Torra arengando a "tener que hacer exactamente lo mismo" sea la gota que colme el vaso de los independentistas y que el hartazgo y el hastío se apodere de los partidarios de la independencia y acaben por verla como un cuento chino un año más tarde.
Todo ha cambiado
No solo porque en Cataluña todas las caras de la política sean —a la fuerza— nuevas y hayan desterrado la unilateralidad ahora que miran la prisión de reojo. También porque esas caras son otras al otro lado del río. Ya no se alza un gobierno tan beligerante con las aspiraciones independentistas como el de Mariano Rajoy —acusado por la oposición de ser "una máquina de hacer independentistas"—, sino el del socialista Pedro Sánchez, decidido a tejer complicidades y tender puentes con Quim Torra, a desactivar al independentismo y a seducir a la comunidad autónoma.
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