Rodríguez había sido el jefe de inteligencia de Ríos Montt durante los 17 meses de su Gobierno de facto, uno de los más sangrientos de las dictaduras centroamericanas con más de 100.000 muertos.
"Próximamente también empezarán las conclusiones de los abogados, del ministerio Público y de los querellantes, esperando que haya una sentencia en las próximas semanas contra el director de la inteligencia", declaró Estrada.
Quienes han seguido los juicios aseguran que la estrategia que llevó al genocidio nació con Benedicto Lucas García, hermano del presidente guatemalteco Fernando Romeo Lucas García, relacionado con Ríos Montt en el golpe de Estado de 1982.
Cuando se firmó la paz en 1983, la Comisión de Esclarecimiento Histórico afirmó que se llevó a cabo un genocidio por parte del Ejército guatemalteco en la región de Quiché que afectó a los pueblos mayas de Kaqchikel, Ixil, Q'eqchi', Mam y Achi.
La reiteración del juicio conjunto comenzó en 2016 ya con Ríos Montt internado y sin ser juzgado públicamente debido a su mal estado de salud. Se realizaron instancias a puertas cerradas para el exdictador y públicas para el ex director de inteligencia.
"A partir de ahí juicios de Ríos Montt ya no podían hacerse públicos porque no contaba con las condiciones mentales para ser juzgado y en caso de que hubiera una sentencia tampoco la podía cumplir", indicó Estrada.
Tras el fallecimiento de Ríos Montt el primero de abril de 2018, el proceso contra el director de inteligencia se aceleró al punto que en cuatro meses ya se anuncia el final del debate oral y público.
"Ríos Montt no está vivo pero murió siendo juzgado y hay prófugos como el director de operaciones y otros altos mandos que todavía están vivos", denunció Estrada.
"Por eso siempre hubo un cerco mediático, los medios privados tiene como censurado este tema porque involucra al Ejército", afirmó Estrada.
A nivel social, el impacto del juicio en 2013 fue mayor pues la gente "perdió el miedo a hablar" pero Ríos Montt era el protagonista del proceso. "Ahora después de su muerte el interés decayó un poco aunque hay más apertura para los pueblos indígenas", indicó.
No obstante, este juicio abre la posibilidad de otros procesos por genocidio y violencia sexual en otras comunidades guatemaltecas que todavía esperan por la justicia.