"En Nicaragua, incluso cuando termine el gobierno de Daniel Ortega, vamos a tener que enfrentar las consecuencias de la ruptura del tejido social que esto está desarrollando", lamentó la activista.
Núñez se encuentra en Montevideo con motivo de la presentación de un informe de Amnistía Internacional sobre la situación política en el país centroamericano.
"Es completamente inaceptable lo que está pasando, está fuera de toda lógica; creo que ha superado las formas tradicionales de violar los derechos humanos de las dictaduras", dijo Núñez.
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La presidenta del Cenidh añadió que "los métodos así conocidos, brutales, de violar los derechos humanos que han tenido las dictaduras en América Latina están siendo superados, porque aparte de esa brutalidad, están siendo acompañados con actos completamente perversos".
"En este momento la represión ha cogido una nueva modalidad, que es andar sacando a la gente en la noche de sus casas y se los llevan", dijo Núñez.
La activista añadió que "en Nicaragua ya no hay vida nocturna, por temor; es que generalmente esta gente está actuando de noche, y es cuando hay más inseguridad. A veces parecen ciudades fantasma; hay prácticamente un estado de sitio de hecho; nos tienen sometidos a un estado de sitio", denunció.
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Muertes y desapariciones
Según el más reciente informe del Cenidh, las protestas iniciadas el 18 de abril en Nicaragua han dejado al menos 302 muertos.
"Una de las cosas más difíciles, y como defensores de derechos humanos es una agresión a nosotros, es estar contando muertos; uno se acerca al ordenador para empezar a hacer el trabajo, entonces piensa: 'ay, Dios mío, ojalá que no haya uno más, ojalá no compruebe esta información'", contó Núñez.
La activista se refirió a las diferencias en las cifras de fallecidos entre su organización, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que cuenta 295 muertos, y la no gubernamental Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, que asegura que son 448 las personas que murieron desde el 18 de abril.
El Gobierno de Nicaragua afirma por su parte que los muertos son 195 y que las demás estimaciones son resultado de "manipulaciones".
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Núñez dijo que hay al menos unas 600 personas en prisión, a las que calificó de "presos políticos", y entre "treinta y tantos y cuarenta y tantos" desparecidos, algunos desde los primeros días de las protestas.
Diálogos
El 16 de mayo pasado comenzó en Nicaragua un diálogo entre representantes del Gobierno y de la opositora Alianza Cívica, pero fue suspendido poco después por la Comisión de Mediación y Testigo de la Conferencia Episcopal, mediadora en esta instancia, por falta de consenso entre las partes.
Para Núñez, Ortega en "ningún momento ha visto el diálogo como una posibilidad de arreglar la situación de Nicaragua", y aceptó dialogar porque pensó que la Conferencia Episcopal iba a estar "subordinada y él iba a manipular la posibilidad del diálogo".
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Días atrás, en una entrevista con la cadena CNN, el presidente de Nicaragua anunció que prevé "incluir a otros actores en el diálogo para fortalecer lo que viene haciendo la Iglesia", sin precisar de quiénes se trata.
Nicaragua vive una grave crisis desde el 18 de abril pasado, cuando comenzó una ola de protestas contra el Gobierno que derivó en duros enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
El Poder Ejecutivo atribuye el derramamiento de sangre a sectores violentos de la oposición que intentan ejecutar un "golpe blando", mientras los detractores de Ortega afirman que se debe a la represión de fuerzas oficialistas.
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El 1 de agosto, Núñez participa en Montevideo de la presentación del informe de la organización Amnistía Internacional "Disparar a matar. Estrategias de represión de la protesta en Nicaragua", que fue divulgado originalmente el 29 de mayo en Managua.