Así, los mayores oponentes a las sanciones estadounidenses son los gigantes petrolíferos ExxonMobil, Shell y Chevron, que se vieron afectados por las sanciones antirrusas, señala la columnista de Sputnik Natalia Dembínskaya.
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A pesar de que las autoridades estadounidenses estimaron que Rusia perdió 3.000 millones de dólares como consecuencia de las medidas, la propia industria del país norteamericano también sufrió pérdidas.
Las señales de alarma provenientes de las compañías productoras de hidrocarburos en EEUU son ignoradas por el Congreso y dichas empresas se ven obligadas a renunciar a sus proyectos en Rusia, que acaban en manos de sus competidores de otros países, señala la autora.
A pesar de ello, Rosneft está dispuesta a apoyar el retorno de ExxonMobile a estos proyectos en cuanto sea jurídicamente posible, destaca la autora.
Esta no es la primera vez que los gigantes petrolíferos de EEUU muestran su preocupación por la implementación de nuevas sanciones contra Rusia, puesto que ya lo hicieron el año pasado.
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De acuerdo con la columnista, esto no es algo sorprendente, ya que los economistas rusos estiman que la industria petrolífera de EEUU perderá como mínimo 100.000 millones de dólares entre 2017 y 2018. Los especialistas del país norteamericano parecen estar de acuerdo con estas afirmaciones.
"Las sanciones tendrán unas consecuencias duraderas para muchas compañías e industrias de EEUU. Dañarán los intereses de EEUU y beneficiarán a Rusia", dijo Jack Gerard, director adjunto del Instituto Americano del Petróleo (API).
Aparte de las pérdidas que están sufriendo las compañías petrolíferas en el país norteamericano, la columnista destaca que las sanciones no lograron hacer disminuir la producción de crudo en Rusia.
Así, de acuerdo con los datos de la OPEP, el volumen de crudo producido en Rusia crecerá en 2018 en comparación con los años anteriores y la Agencia Internacional de la Energía afirma que la producción rusa seguirá creciendo hasta el 2020, añade Dembínskaya.
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El Congreso de EEUU aprobó la Caatsa en julio de 2017 en respuesta a las acusaciones de que Rusia trató de influir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
Rusia ha negado todas las acusaciones de intromisión en las elecciones de 2016 y las califica de "absurdas".
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