A las contrapartes ya las conoce muy bien Kim Jong-un. Con su vista mira de reojo la salida del pacto nuclear con Irán por parte de Washington, y a través del espejo retrovisor, lo que pasó en Libia. Al mismo tiempo observa de frente la indolencia y la falta de sensibilidad de EEUU y Corea del Sur que no atienden a razones y continúan con sus ejercicios militares pertinaces.
Declaraciones del tipo 'si no aceptas, sin condiciones, nuestras condiciones para tu desnuclearización, entonces serás una Libia bis'.
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Entretanto, Trump intenta demostrar que tiene todas las manos: mano dura, mano izquierda, y mano de goma. Como sea, siempre intenta que su mano sea una escalera real. También tiene un codo capaz de borrar lo que firmó con la mano, ya sea una resolución o un tratado, o un simple tuit incendiario y mañanero. Lo cierto, es que desde que asumió el cargo, Trump va cumpliendo sus promesas en un porcentaje sin precedentes, por lo elevado.
No obstante, en el tira y afloja, ambos, Kim y Trump, han demostrado que se revuelven como gato panza arriba. Si es necesario hacer triples saltos mortales con tirabuzones, se hacen.
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Para el presidente del Observatorio Hispano-Ruso de Eurasia, Fernando Moragón, es lógico que ante la cumbre que puedan mantener, tanto Kim Jon-un como Donald Trump, maniobren para intentar meterse presión entre sí.
Retóricas aparte, declaraciones que se hacen, los tuits que le encantan a Trump, hay que tener en cuenta varias cosas, explica el analista.
"Primero, las luchas internas que tiene que haber ahora mismo en el establishment estadounidense, entre demócratas y republicanos, y al interior de cada uno de los partidos. Porque imaginemos que por una extraña circunstancia, al final Trump se reúne con Kim Jong-un y logra llegar a un tipo de acuerdo".
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El analista incide en que en este momento "Trump está jugando múltiples escenarios y por el momento no le está saliendo mal, desde el punto de vista de los intereses estadounidenses. Tenemos que quitar los velos de los tuits de Trump y las declaraciones escandalosas que hace, porque muchas veces es de cara a la galería, es una forma de mantener la tensión en los focos que él quiere".
"Si no se celebrara la cumbre, tampoco habría grandes problemas: seguramente aplazamientos, se volverían a retomar las negociaciones, pero la crisis (entre EEUU y Corea del Norte) no se va a desbordar", concluye Fernando Moragón.