Durante una visita a Washington, el ministro de Finanzas de Alemania, Olaf Scholz, va a llevar a cabo negociaciones para proteger la industria alemana. La canciller Angela Merkel también planea plantear el problema al presidente de EEUU, Donald Trump, cuando se reúnan a fines de abril, según informaron algunos funcionarios alemanes.
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Las nuevas sanciones estadounidenses, anunciadas a comienzos de abril, mencionan a más de tres docenas de ciudadanos rusos, incluidos funcionarios gubernamentales y empresarios, y prohíben a las empresas que operan en EEUU hacer negocios con estas personas o las empresas que controlan.
Mientras tanto, los gigantes industriales alemanes, incluidos Siemens AG, Daimler AG y Volkswagen AG, están involucrados en negocios con organizaciones sujetas a sanciones. Los ejecutivos alemanes aseguran que las restricciones podrían amenazar a las empresas conjuntas, impedir a los bancos financiar nuevos proyectos en Rusia y causar pérdidas de cientos de millones de euros a la industria alemana.
Alemania mantiene negocios importantes con Rusia. El comercio entre los dos países aumentó a 54.500 millones de euros (67.400 millones de dólares) el año pasado —desde los 45.000 millones de euros en 2016—. A pesar de las sanciones antirrusas cada vez más estrictas, las empresas alemanas han invertido más de 20.000 millones de euros en el país euroasiático en los últimos años.