En este contexto, el militar observó que el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, actúa dependiendo de la situación: se cubre con las fuerzas rusas para tomar parte del territorio sirio, y cuando EEUU ataca a Bashar Asad, siempre lo justifica. "Erdogan sueña con poner a su persona en Damasco y llevarse Alepo y algo más", comentó.
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Asimismo, el analista recordó que en Al Tanaf, ubicado en la frontera con Jordania, está desplegado no solo un grupo grande de fuerzas especiales de algunos países occidentales, sino también el llamado Nuevo Ejército sirio. Y en el noreste, hay una agrupación de los grupos de autodefensa de kurdos de unas 100.000 personas.
"Este año, así como el próximo, en Siria tendrán lugar unos importantes acontecimientos. Me temo que los enfrentamientos son inevitables", pronosticó.
"Es una tendencia peligrosa. Tarde o temprano puede terminar mal", advirtió Bagdasárov.
El experto recordó que los estadounidenses gastan alrededor de 700.000 millones de dólares en armamento. "Pero cuando de 103 misiles, y no solo Tomahawk, sino también otros más modernos, 71 son derribados por antiguas armas soviéticas, eso significa que algo les va mal", señaló.
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Es decir, dos tercios de los misiles estadounidenses fueron destruidos. EEUU no logró dañar los aeródromos. Tampoco hubo víctimas mortales. Solo se destruyeron unas instalaciones abandonadas donde supuestamente se producían armas químicas.
Por lo tanto, se puede concluir que el ataque de EEUU había sido coordinado con los rusos para que no afectara a sus instalaciones ni al personal.
Mientras tanto, Rusia ayudó a los sirios a retirar a su gente, armas y aviación del lugar del bombardeo, explicó Bagdasárov.