"Volvemos a instar a las autoridades de Polonia a dejar de demoler los monumentos a los que dieron sus vidas por el pueblo polaco y liberaron a los prisioneros de los campos de concentración nazis", dijo Lukashévich.
El embajador también subrayó que Moscú espera que Varsovia adopte medidas eficaces para acabar con la profanación de cementerios militares soviéticos.
"Según los datos de años 2015 y 2016, en Polonia se detectaron 53 de 79 casos de vandalismo contra los monumentos soviéticos en el extranjero, la mayoría de los cuales tuvieron lugar en cementerios militares", precisó Lukashévich.
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Los monumentos de la época soviética en Polonia sufrieron últimamente numerosos ataques, respaldados por la ley aprobada a finales de julio que prohíbe la propaganda del comunismo, y supone, en particular, la demolición de más de 450 monumentos soviéticos, de los que 230 son a los soldados del Ejército Rojo.
Entre Rusia y Polonia existe un convenio estatal sobre la protección de memoriales y cementerios donde yacen los fallecidos durante la II Guerra Mundial y durante las represiones masivas, firmado el 22 de febrero de 1994.
La Cancillería rusa expresó en reiteradas ocasiones su indignación por la destrucción de dichos monumentos y los ataques de vándalos contra los memoriales, cuyos autores siempre salen ilesos.
Durante la liberación de Polonia de la ocupación nazi perdieron la vida unos 600.000 militares de la antigua URSS, y otros 700.000 prisioneros de guerra soviéticos perecieron de mano de los alemanes nazis.