"En medio de la lucha por el poder dentro de la familia real saudí y con el fin de ganar el apoyo de Estados Unidos y del régimen que ocupa al-Quds [Jerusalén], él [bin Salman] está haciendo todo tipo de comentarios ridículos y vergonzosos, además de pagar miles de millones de dólares del dinero del pueblo saudí", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Bahram Qassemi, citado por la agencia de noticias iraní Press TV.
Anteriormente, el príncipe Saudí afirmó en una entrevista a la revista Time que Arabia Saudí e Israel tienen un "enemigo común", aparentemente, teniendo en cuenta a Irán.
En respuesta a estas declaraciones, el portavoz iraní señaló que las ambiciones del príncipe heredero saudí no tienen límites y se están convirtiendo en una "enfermedad crónica e incurable". Además, acusó a Bin Salman de hacer la vista gorda en el sufrimiento de las naciones musulmanas causado por Israel, incluidos los palestinos.
Las relaciones entre Arabia Saudí e Irán se deterioraron aún más después del lanzamiento de un misil de los hutíes yemeníes contra Riad en noviembre de 2017. Arabia Saudí acusó a Irán de proporcionar armas a los rebeldes hutíes. Teherán rechazó las acusaciones e hizo hincapié en que Riad se equivocó al calificar de su "enemigo" a la República Islámica.
En noviembre de 2017, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu admitió que, a pesar de no tener relaciones diplomáticas con Riad, Tel Aviv ha tenido contactos con Arabia Saudí que se han mantenido en secreto.
El mismo mes, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Gadi Eisenkot, reveló que su país estaba dispuesto a compartir información de inteligencia con Riad para hacer frente a Irán.
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