En cualquier caso, el ministro ruso para el Desarrollo del Lejano Oriente, Alexandr Galushka, llegó el 21 de marzo a Corea del Norte de visita oficial para entrevistarse con el vice primer ministro y representante de la Comisión de Planificación Estatal, Ro Tu-chol.
La conexión de transportes rodados entre Rusia y Corea del Norte podría, en el futuro, impulsar el desarrollo bilateral de aquellos sectores que no se han visto afectados por las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, explica a Sputnik Anatasia Baraníkova, especialista en seguridad regional en el Centro de Investigación Marítima Internacional de la Universidad Estatal de Moscú.
"A muchos ciudadanos del Lejano Oriente ruso y de otras regiones del país les interesa Corea del Norte y les gustaría visitarla, pero para ello se debe desembolsar una gran cantidad de dinero en billetes de avión".
Dificultades para llevarlo a la práctica
"Hoy entre Rusia y Corea del Norte solo existe una conexión ferroviaria: un puente que cruza el río Tumen. He oído que los autos pueden atravesarlo, pero solo de forma excepcional".
Lukin reconoce que, para un proyecto de estas características, será difícil encontrar inversores, teniendo en cuenta las sanciones. Una condición necesaria, habida cuenta de que los norcoreanos seguramente no querrán poner dinero de su bolsillo.
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Mientras que la situación política en Corea del Norte no se estabilice, la idea de un puente acabará en eso: en una idea.
"Pyongyang está claro que no pondrá dinero. No tienen dinero y no están acostumbrados [a tenerlo]. Su posición es siempre la misma: 'Nosotros proponemos la idea y ya te preocupas tú de buscar la financiación'. China siempre ha levantado todos sus puentes y toda su infraestructura en Corea del Norte con su propio dinero. Rusia tiene que buscar el suyo o atraer a los surcoreanos. Creo que ni los inversores coreanos ni los rusos ni nadie se arriesgará [a invertir] en estas condiciones", explica Lukin.
En cualquier caso, que Corea del Norte renuncie a proseguir con sus pruebas nucleares indicará que respeta la resolución de la ONU y ello, a su vez, implicará que las sanciones se irán levantando paulatinamente. Todavía hay espacio para el optimismo, concluye.
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