Las primeras imágenes divulgadas por los portales asociados con los grupos radicales todavía dejaban lugar a dudas, escribe Alexandr Kots en su artículo para el diario ruso Komsomolskaya Pravda.
En un primer momento se pensó que el avión habría podido mantener la capacidad de volar para salir de la zona de peligro, que el piloto podría haber alcanzado a las fuerzas sirias, o que el grupo de rescate conseguiría llegar a tiempo, prosigue. Pero luego los vídeos difundidos acabaron con las esperanzas.

"Empezaron a disparar ya contra su paracaídas. Los radicales afirmaron querer capturarlo, pero el piloto, sabiendo muy bien lo que le esperaba en el cautiverio de los yihadistas, optó por luchar hasta la muerte", escribe Kots.
Una de las pruebas de esto fue una foto de las armas individuales del piloto, la pistola automática Stechkin. Uno de los tres cartuchos quedó vacío y otros dos, parcialmente.
"Quizá le pasó algo con el cartucho, o en pleno combate se apresuró a cambiarlo", valora Kots, él mismo corresponsal de guerra con una considerable experiencia bajo fuego.
En la grabación se ve cómo un grupo de radicales va corriendo hacia el lugar de aterrizaje del piloto. En el siguiente momento, los atacantes se disipan a la desbandada y se produce una explosión.
"El piloto detonó una granada para prevenir su captura y abatir a más yihadistas", afirma el periodista al publicar el vídeo dentro de su artículo.
En el vídeo, segundos antes de la explosión de la granada, se puede descifrar la frase en ruso:
"¡Es por nuestros chicos!"
Otro caso de valentía de un soldado ruso frente a los terroristas fue el de Andréi Timoshenkov, herido fatalmente el 15 de junio de 2016 al prevenir el ataque de coche bomba contra un puesto de entrega de ayuda humanitaria.
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