Costa Rica ha planteado una ambiciosa estrategia para alcanzar en 2021 la meta de convertirse en el primer país del mundo en ser carbono neutro, donde las emisiones netas de gases de efecto invernadero expedidas a la atmósfera equivalen a cero.
En 2017 Costa Rica logró 300 días de fluido eléctrico basado 100% en fuentes renovables, un récord histórico para este país que hoy cuenta con la planta hidroeléctrica más grande de Centroamérica, con 700 hectáreas y una represa de 130 metros de altura.
Felipe Carazo, director ejecutivo de Fundecor, una organización comprometida con mantener el rol vanguardista de Costa Rica en materia ambiental, declaró a Sputnik que estos hitos de Costa Rica en la generación de energías renovables "giran alrededor de decisiones con una alta dosis de riesgo pero de visión".
"Incluso sin dimensionar el alcance futuro para sentar las bases de un modelo de producción energética como el de hoy, creo que hemos sabido construir en el camino, y hubo un elemento fundamental en este proceso que fue el Dividendo de la Paz", aseguró Carazo.
En 1948 Costa Rica vivió una guerra civil de 44 días que culminó con la firma de cientos de decretos de ley que reformaron la estructura política del país. Cuando se restableció el orden, el movimiento revolucionario que luchó junto al Gobierno en vez de aferrarse a un instrumento como el Ejército decidió su abolición.
Además obligó al país a invertir en esquemas de mayor resiliencia para fortalecer sus estructuras de gobernanza. Así surgió el ICE, una institución que según Carazo fue en sus inicios "un elemento complementario en aras de sostener al país en una cadena de desarrollo que redujera su vulnerabilidad".
El ICE dio fuerza a la institucionalidad en Costa Rica y asumió la formación de jóvenes a través de un modelo educativo prioritario. Esta educación llevó a la nación en los años ‘70 a lograr una visión coherente de cómo manejar, en principio, las tierras públicas.
Esta convicción de una institucionalidad fuerte, una ciudadanía educada y un esquema incipiente de manejo del territorio, propició la inversión en una matriz de generación de energía renovable fundamentada en hidroeléctricas para la producción de electricidad.
"Esta zona es de suma importancia cuando 'baja el hidro' (lluvia) en el verano para sostener sin interrupción esos 300 días de abastecimiento basado 100% en energías renovables", aseguró.
Para Carazo, un costarricense apasionado por los logros de su país en esta materia, lo importante es que Costa Rica ya tiene una capacidad instalada con una serie de condiciones como las represas, en base a las cuales se hacen estos topes de generación.
"Existe esta capacidad tanto en hidroeléctrica como en plantas eólicas, sobre todo en secciones como Guanacaste que son más ventosas y más secas, condiciones que han generado un mayor desarrollo en modelos de energía eólica y solar", explicó.
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En los próximos años, Costa Rica deberá destinar cerca de 1% del PIB por lustro para alcanzar la meta de carbono neutral. Esos recursos provendrán de lo que conlleva no tener Ejército desde hace 70 años, un costo siempre menor que mantener un país armado a la espera de un posible conflicto.
Este anhelo de ser un modelo de economía verde para el mundo convierten a Costa Rica en el gran laboratorio verde de Latinoamérica, ese sitio donde el desarrollo de la implementación de tecnologías genera lecciones que pueden ser transferidas al resto de los países.
El desafío costarricense de un país sin Ejército ya quedó demostrado. La meta de hoy es más ambiciosa y ejemplarizante pues comprende el futuro de la humanidad.