Antes de que se tomara esta decisión, los grupos kurdos, que también forman parte de las Fuerzas Democráticas Sirias —apoyadas por Washington—, empezaron a crear las llamadas Fuerzas de Seguridad Fronteriza en Afrin, localidad situada en el noroeste del país árabe. Los representantes de la coalición internacional liderada por EEUU declararon que las nuevas unidades deberían convertirse en unas Fuerzas Armadas que posteriormente serían reconocidas oficialmente por Occidente y que contarían con un contingente de unos 30.000 efectivos.
Los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés) constituirán la mitad de estas nuevas unidades. Mustafá Bali, secretario de prensa de las SDF, explicó que los efectivos para la defensa de las fronteras serán desplegados en la frontera sirio-turca, a lo largo de la línea de separación entre las tropas gubernamentales sirias —cerca del río Éufrates—.
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Las SDF brindan apoyo a la coalición internacional encabezada por EEUU en tierra y controlan casi todo el norte de Siria y todo el este del país árabe hasta el Éufrates. La OTAN les entrega una gran cantidad de armas e instruye a sus soldados. Las mismas Fuerzas Democráticas Sirias buscan crear una autonomía kurda en Siria.
"Estos planes agotan la paciencia de Turquía", escribe el periodista Konstantín Bogdánov, en un artículo para el periódico ruso Izvestia.
Para las autoridades turcas, el surgimiento de una autonomía kurda en su frontera con Siria sería fatal, ya que creen que podría desencadenar la desintegración del país otomano, que también cuenta con una importante población kurda.
Esta es la razón por la que Ankara ha reaccionado a la iniciativa de crear unas fuerzas fronterizas. El presidente otomano, Recep Tayyip Erdogan, ya anunció el inicio de una ofensiva del Ejército en la región de Afrin, contralada por las milicias kurdas que forman parte de las Unidades de Protección Popular (YPG) —el brazo armado del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán sirio—.
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En Moscú condenan todos los pasos dirigidos a desmantelar Siria. Por eso, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, indicó que las acciones emprendidas por EEUU en relación a Siria demuestran que "Washington no quiere preservar la integridad territorial de este país árabe".
"No hay nada interesante en eso [en la posición de Moscú]. Acabar con el legado familiar de Asad no solo empeorará las relaciones entre Moscú y Damasco, sino que contribuirá a que las fuerzas enemigas se consoliden en la región", recalcó Bogdánov.
Según Izvestia, ahora el territorio sirio que se ubica en la otra orilla del Éufrates, controlado por los kurdos, supone una zona perfecta para crear una nueva administración independiente de Damasco.
"Los bandos beligerantes pueden determinar el destino de estas tierras solo mediante una serie de concesiones mutuas que estén aseguradas con garantías reales. A pesar de ello, sería bastante difícil hacer cualquier concesión en caso de que se desencadene una nueva guerra en Afrin", resumió.