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Cómo planea Erdogan eliminar a los 'favoritos de EEUU' en Siria

Turquía se prepara para solucionar la 'cuestión kurda' por la vía militar y ya sabe cómo convencer a Moscú y Washington de no ponerle trabas en el camino, afirma el columnista y politólogo ruso Guevorg Mirzayán en un nuevo artículo para Sputnik.
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Ankara prevé empezar una operación militar contra los kurdos sirios en las localidades de Afrin y Manbij, en el norte del país árabe, declaró el presidente otomano, Recep Tayyip Erdogan, durante su reciente intervención ante los parlamentarios turcos.

El líder turco calificó el 'corredor kurdo' en el norte de Siria como el "proyecto de una organización separatista para la creación de un corredor terrorista" que se extiende a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía.

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Según Erdogan, este 'corredor' tiene el potencial de desestabilizar la situación en la parte turca del Kurdistán, sobre todo mediante el suministro de armas. El columnista señala que, para el mandatario turco, la 'cuestión kurda' es materia de seguridad nacional.

Desde hace mucho tiempo, Turquía ha expresado su preocupación por el 'problema kurdo', pero hoy en día Ankara está más cerca que nunca de empezar a tomar medidas para prevenir el agravamiento de la situación. Ankara ya da pasos para eliminar los dos obstáculos principales para la realización de su operación militar: las posturas de Rusia y Estados Unidos, enfatiza Mirzayán.

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"Es bien sabido que los kurdos son los favoritos de Estados Unidos en Siria. Washington preveía usar a sus 'amiguitos kurdos' para ejercer influencia no solo sobre la vida en la Siria de posguerra, sino también sobre los países vecinos de Siria, o sea Turquía, Irak e Irán", explica el columnista.

"Los estadounidenses consideran que el Kurdistán sirio es su plataforma regional. De ahí que ya hayan desplegado varias bases. Teniendo en cuenta la importancia de estos 'favoritos' para la política exterior de Estados Unidos, Washington se niega a entregar el destino de los kurdos sirios en las manos de Ankara", agregó.

Ambiciones neo-otomanas

Las posiciones de la Turquía de Erdogan y de los estadounidenses se alejan cada vez más. Las ambiciones neo-otomanas de Ankara les hacen perseguir una política independiente en Oriente Medio y Europa.

La parte turca juega con las emociones de los árabes, de ahí que haya aprobado una posición antiisraelí. En este sentido, Turquía ya no es el aliado, sino una amenaza para los intereses de Estados Unidos, enfatiza el columnista.

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Hay una peculiaridad interesante en la situación actual: las discrepancias pueden ayudar a Erdogan a solucionar el 'problema estadounidense'. Cuanto más graves sean las discrepancias, tantas menos razones tiene Erdogan para no agravar las tensiones con Washington. EEUU juega abiertamente contra los intereses de Turquía en Siria, y no solo en la cuestión kurda, sino también en la siria.

Según la información de la prensa turca, Estados Unidos trata de poner en contra de Ankara a las tribus árabes en la zona de la operación Escudo del Éufrates —el territorio liberado de la presencia de Daesh con ayuda militar turca-.

En particular, los turcos son descritos como una 'fuerza ocupante'. El apoyo de Estados Unidos a los grupos que se oponen al Ejército otomano hace que Ankara ya no perciba a Washington como un obstáculo, sino directamente como un enemigo.

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El agravamiento de la cuestión palestina, que se produjo después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, reconociera Jerusalén como capital de Israel, ha permitido que los turcos desempeñen ahora el papel de líder de la resistencia regional antiisraelí y antiestadounidense, destaca el columnista.

"El presidente turco, conocido por su impetuosidad, puede lanzar su operación militar y hacer que Estados Unidos se sienta obligado a decidir entre dos opciones: luchar contra Turquía —su aliado en la OTAN- o contemplar cómo los blindados turcos aplastan a los kurdos. Teniendo en cuenta todas las dificultades a las que se enfrenta Estados Unidos en la región, Trump puede tragar con el chantaje turco", escribe Mirzayán.

Con Rusia no se juega

En cuanto a Rusia, el chantaje directo es inaceptable, afirma el autor. Si los turcos pueden causar problemas a los estadounidenses, una confrontación entre Rusia y Turquía puede amenazar con la exclusión total de Ankara de la participación en los asuntos sirios o hasta con un aislamiento completo.

Según Mirzayán, el líder turco carece de herramientas para influir sobre Rusia, por lo cual Erdogan tuvo que actuar de otra manera.

"De repente, se suceden una serie de extraños acontecimientos. Una decena de drones despega del territorio controlado por los guerrilleros proturcos y se dirige para bombardear la base rusa. Sí, nuestra defensa aérea los derribó, pero la vulnerabilidad de las instalaciones militares rusas en Siria se ha hecho obvia para todos. Además, se ha hecho claro que Turquía puede solucionar el problema, pero esto no va a ser gratis", explica.

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Paralelamente, Erdogan sigue usando su principal as en su manga: se niega a reconocer a Asad como el presidente legítimo de Siria. Es evidente que será difícil alcanzar el éxito en las negociaciones intersirias sin el consenso de las autoridades turcas para trabajar con el líder sirio actual. Mirzayán cree que Erdogan puede aceptar esta condición, pero solo a cambio de una concesión importante, y esta obviamente tiene que ver con los kurdos.

"Teóricamente, Moscú puede aceptarlo y entregar el destino de los kurdos a las manos de Turquía: es que estos tipos apostaron desde el principio por Estados Unidos y ahora pagan por sus errores. Además, los kurdos sirios controlan una porción considerable del territorio sirio y no planean entregar estas tierras a las autoridades sirias, de manera que constituyen uno de los obstáculos principales en el camino a la restauración de la integridad territorial de Siria", reflexiona.

El columnista opina que, en el caso de que el Ejército turco entre en el juego, no podrá permanecer en este territorio después del conflicto, de ahí que se sienta obligado a abandonar el área una vez que la operación esté concluida. Esto haría que la situación sea más fácil para el Ejército Árabe sirio.

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Sin embargo, hay varios contratiempos: Moscú había dado garantías a los kurdos, y, a diferencia de Estados Unidos, mantiene su palabra. Además, los kurdos tratan de mejorar sus relaciones con Rusia. Por ejemplo, promueven su posible participación en el proceso del arreglo del conflicto sirio. Los kurdos ya han declarado que están dispuestos a integrar sus milicias en las Fuerzas Armadas de Siria a cambio de la creación de una autonomía kurda dentro del Estado unido sirio.

Mirzayán subraya que los kurdos pueden jugar un papel disuasivo para Erdogan, y dificultar las relaciones entre Ankara y Washington.

"Al fin y al cabo, para confirmar su estatus como potencia capaz de resolver conflictos, el Kremlin necesita encontrar una solución diplomática en el triángulo Damasco-Ankara-kurdos sirios. Y Rusia se ocupa de esto actualmente", concluye el analista.

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