¿Qué se sabe del consumo de fentanilo y los supuestos casos de sobredosis en Colombia?
03:10 GMT 01.09.2023 (actualizado: 15:24 GMT 16.03.2024)
© AFP 2023 / Don Emmert
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Sputnik consultó a un experto para hacer un panorama real de lo que está sucediendo en el país frente al consumo de este opioide, que en países como Estados Unidos llegó a niveles críticos.
En la última semana de agosto, se reportaron los primeros dos casos de sobredosis por fentanilo en Colombia. La noticia, difundida por algunos medios de comunicación, alarmó a las autoridades sanitarias y a la comunidad.
El sociólogo Julián Quintero, director de Acción Técnica Social, organización dedicada a entender el problema de las drogas en el país, es enfático en decir que lo que está pasando solo se debe a un acto de irresponsabilidad mediática.
"De esos casos no conocemos evidencia científica. Un médico que sale a decir que una paciente consumió tusi y otro que se inyectó fentanilo. Pero no sabemos nada de análisis fisicoquímico", le dice a Sputnik Quintero, quien ha dedicado toda su vida al estudio científico y social de las sustancias psicoactivas en el país.
El fentanilo es una opioide sintético que tiene efectos similares a los de la morfina, y que usualmente se emplea durante las intervenciones quirúrgicas por su rápida capacidad analgésica.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que esta sustancia puede ser 50 o hasta 100 veces más potente que la morfina. Y según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, en 2021, murieron 70.601 personas en el país norteamericano por sobredosis de opioides sintéticos, principalmente fentanilo.
Sabiendo el contexto anterior, se entiende el porqué de la preocupación por la sobredosis de dos personas en Medellín (noroccidente del país). Quintero va más allá y le responde a quienes hablan de una posible pandemia tal cual pasó en EEUU, donde las muertes aumentaron de manera considerable en los últimos años.
"En Colombia, el fentanilo de uso farmacéutico, en ampolletas, se ha vendido hace 10 años en el mercado negro. Eso no es nuevo. Lo que debemos saber es si se trata de un análogo sintético, de fabricación ilegal. Cuando confirmemos eso, ahí sí asustémonos", señala.
En relación con lo que pasaba hace una década y por qué ahora este tema está en la discusión de la opinión pública en todo el continente, Quintero tiene varias explicaciones. Entre ellas, que en EEUU el consumo escaló a otras clases sociales, es decir, ya no solo se estaban muriendo de sobredosis personas de clase baja, sino mujeres y hombres de clase media y alta.
"Por eso fue que allá le prestaron atención al tema, por allá en el 2013. Y entre los chinos, que producen los precursores, los estadounidenses que consumen la sustancia, y los mexicanos, que la comercializan con sus carteles, hay un tira y afloje de responsabilidades", opinó el sociólogo.
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Quintero, que camina las calles de las ciudades de Bogotá, que ha investigado los lugares de consumo y que conoce el mercado, reitera que en Colombia la situación también es diferente.
Según el experto, no se puede hablar de una pandemia de fentanilo, pues el costo de las ampolletas ha aumentado en el último año, al punto de que para conseguir una original es necesario pagar alrededor de 30 dólares cuando antes apenas costaba 10.
"El fentanilo surge como un sustituto barato de los opioides y en Colombia tenemos una heroína de muy alta calidad a bajo precio, sin dejar de lado que nuestro país, por el contexto que tenemos, no es de sustancias estimulantes. Puedo decirle que uno acá consigue heroína con el 70% de pureza, mientras que en Estados Unidos apenas llegan al 20%. Y acá vale 10 dólares, allá 100", analizó el entrevistado.
¿Cómo blindar al país a una futura epidemia?
Quintero cree que lo primero es que Colombia tenga una campaña gubernamental que le explique a la población lo importante de prevenir el uso del fentanilo, sus contraindicaciones. Y también poner en marcha estrategias de reducción de daños, algo que ha funcionado en otros países del mundo.
"Desde 2014 venimos realizando un programa de intercambio de jeringas y de atención a personas que usan drogas inyectadas. En nueve ciudades de Colombia se reparten jeringas con dinero del Estado y eso ayuda a tener controles, a evitar que la gente tenga sobredosis, que es lo que lleva a una muerte casi que segura", apunta.
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Sumado a eso, Quintero hace énfasis en que todo consumidor de fentanilo debería tener al lado naloxona, medicamento utilizado en las salas de urgencias para revertir una sobredosis de opioides.
"Es [un medicamento] intrahospitalario y por eso es complicado que se permita esto en Colombia, la regulación es estricta. Mire, nosotros lo usamos dos años en las calles y salvamos 24 vidas. Hay que dar luz verde para que la naloxona se pueda distribuir más allá de las puertas de los hospitales", explica.
Además, el experto opina que es vital que existan análisis de sustancias constantes para tener control, sumado a centros de consumo monitoreados por médicos, psicólogos y sociólogos.
Por último, Quintero hace un llamado a las autoridades para que haya más rigor a la hora de perseguir a quienes manejan los mercados negros. "Eso nos facilitaría el trabajo a los que nos dedicamos a los temas de salud pública, que es lo que realmente salva vidas".
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