Cientos de granjas porcinas ponen en peligro un paraíso natural de México
Cientos de granjas porcinas ponen en peligro un paraíso natural de México
Sputnik Mundo
Granjas de producción de carne de cerdo crecieron de manera indiscriminada en Yucatán en los últimos 10 años, y las afectaciones a la salud, al medio ambiente... 05.04.2023, Sputnik Mundo
En un diagnóstico sobre el impacto de estas granjas en la península presentado el pasado 27 de marzo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reconoce que hay 507 granjas de producción porcícola en 51 municipios de Yucatán.En 20 municipios de esa entidad, hay más cerdos que habitantes. Entre los casos más críticos están los de Muna, donde se contabilizaron 4,33 cerdos por habitante; Conkal, con 3,6 cerdos por persona, y Cacalchén, con 2,8. Otros 16 de los 106 municipios del estado tienen más de 2 cerdos por habitante, de acuerdo con la información presentada por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).De todas las granjas ubicadas por Semarnat, 23 tienen 20 o más naves; es decir, cuentan con entre 40.000 y 80.000 cerdos; 48 se reportaron con 8 y 20 naves (entre 16.000 y 40.000 cerdos), 89, albergan entre 3 y 7 naves (6.000 y 14.000 animales); 208 con entre 1 y 2 naves (de 2.000 a 4.000 ejemplares), y 139 con un esquema de traspatio o de producción para autoconsumo.Una población fumigada Estudios llevados a cabo por el IMTA y por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), encontraron niveles de contaminación hasta 10 veces mayores a las normas oficiales vigentes tanto en agua como en tierra y aire, directamente vinculadas a la operación de estas granjas.El doctor Adrián Pedrozo Acuña, director del IMTA, dijo en conferencia de prensa el pasado 27 de marzo que cuatro municipios del estado —Muna, Conkal, Cacalchén y Mixupip— están en una situación crítica por los altos niveles de contaminación hallados en sus cuerpos de agua. Además, otras nueve demarcaciones del estado requieren atención urgente por la alta concentración de contaminantes como sulfato, nitrógeno amoniacal y fósforo, un tóxico asociado a muerte masiva de peces, todo derivado de la operación de las granjas.El IMTA llevó a cabo, además, una inspección de los sistemas de tratamiento de aguas residuales y otros desechos en 10 instalaciones seleccionadas en Yucatán, y ninguna cumplió la norma oficial actualizada en 2022 para garantizar la sustentabilidad de sus operaciones.De las 507 granjas que han sido detectadas en el estado, 353 se encuentran dentro del semicírculo que forma la reserva estatal geohidrológica Anillo de Cenotes, uno de los sistemas hídricos más complejos del país y decretada como Área Natural Protegida en 2013, y otras más se encuentran en sitios dentro del convenio Ramsar.En los cuatro municipios en condiciones críticas por los niveles de contaminación del agua ya no se puede permitir ni un solo cerdo más, dijo Pedrozo. Y en los otros territorios afectados se deben tomar medidas urgentes para modificar los procesos de producción y desecho de las granjas.El INECC revisó la operación de tres megagranjas —Yaxkukul, Temozón y Kinchil— en el estado y detectó en el aire niveles de amoniaco y ácido sulfhídrico, altamente tóxico, muy por encima de los parámetros normales, por la operación de estos centros de producción donde todo está diseñado para producir carne de la manera más rápida y eficiente.El ingeniero químico Luis Abreu, subdirector de Evaluación Analítica de Contaminantes Ambientales del INECC, explicó que el personal del instituto revisó la fuerza y el sentido de los vientos, además de la densidad de contaminantes en el aire en zonas de actividad porcícola y concluyó que las áreas afectadas por la emisión de gases podrían abarcar una extensión tan grande como toda la ciudad de Mérida.El amoniaco y el ácido sulfhídrico que emanan de las granjas de cerdo están relacionadas "con la mortandad en la región", afirmó Abreu, aunque no proporcionó más detalles.Afectaciones a la saludPobladores mayas en localidades cercanas a los centros de producción han denunciado graves padecimientos de salud.La investigadora Karen Hudlet, candidata al doctorado en geografía humana por la universidad de Clark, y especialista en derechos humanos e industrias extractivistas y agroindustria, señala que en localidades ubicadas a menos de 5 kilómetros de las granjas son más frecuentes los padecimientos como asma, influenza y salmonela.De acuerdo con las investigaciones citadas por la doctora Hudlet, habitantes de localidades cercanas a granjas de cerdo ya no pueden realizar ciertas actividades básicas al aire libre, como relacionarse, jugar o cocinar, y padecen, entre otros síntomas, náuseas, tos, dolores de cabeza, ardor en los ojos y garganta, secreción nasal y dificultad para respirar.La exposición a la peste provocada por las granjas también puede causar confusión, tensión, depresión y fatiga, afirmó Hudlet en el seminario Impactos socioambientales de las mega granjas de cerdos en zonas kársticas organizado por la UNAM a finales de marzo de este año.Crecimiento desbordadoLa producción porcina sufrió una industrialización en la península desde 2016 ante un aumento de la demanda de carne de cerdo para exportación. La mayoría de la carne que se produce en Yucatán se exporta a Estados Unidos, Japón, China y Hong Kong.La industria de la carne de cerdo en Yucatán produce unas 147.000 toneladas al año y genera alrededor de 12.000 empleos directos y 36.000 indirectos, de acuerdo con datos oficiales. El estado es el cuarto productor a nivel nacional y aporta solo el 8,9% de la producción total en México, pero el problema de contaminación se agudiza por la naturaleza del suelo kárstico en la península, lo que facilita la filtración de contaminantes a los acuíferos subterráneos.Hudlet señala que tan solo en dos años, de 2016 a 2018, hubo un crecimiento del 39% de la producción de carne de cerdo en Yucatán.Para la académica de la universidad de Clark, las granjas en la península no se deben de ver como unidades particulares, sino como parte de un megaproyecto extractivista que genera graves impactos en la vida de las personas.La abogada Lourdes Medina, del colectivo K'anan Ts'onot, asesora jurídica de las comunidades mayas, y quien participó en la defensa legal de Homún, la primera localidad que logró una suspensión judicial y la clausura de una megagranja cercana a ese pueblo maya, señala que, de acuerdo con los propios datos de Semarnat, solo 14 granjas que operan en el estado cuentan con permisos de esa secretaría y han presentado Manifestaciones de Impacto Ambiental.La abogada Medina aseguró en entrevista con Sputnik que hay granjas que están operando con permisos otorgados por el Gobierno estatal, pero que en estas autorizaciones se han documentado diversas irregularidades.En el caso de Homún, dice la abogada, la granja fue instalada en una Área Natural Protegida, pero contaba con un permiso que se otorgó por el Gobierno del estado con base en documentación incorrecta y que fue firmado por una cirujana dentista. La asesora jurídica denuncia que el Gobierno del estado les ha negado información sobre las granjas de cerdo.Para José May, vocero del colectivo K'anan Ts' onot (Guardianes de los Cenotes, en español), presidentes municipales tienen parte de la responsabilidad al aprobar cambios de usos de suelo y avalar la instalación de los centros de producción sin haber consultado a los propios habitantes de las comunidades, como indica la ley. La lucha de las comunidadesPara la abogada Medina, el diagnóstico de la Semarnat revela la insostenibilidad de este modelo de producción de carne.Los pueblos mayas han denunciado desde hace diez años las afectaciones por la instalación de los centros de producción porcina.En 2017, el pueblo Homún emprendió una lucha legal y logró, a partir de una solicitud de amparo a nombre de los niños de la localidad, que el juzgado federal cuarto de distrito otorgara en 2018 una suspensión provisional y ordenara el cierre de una granja, Esta instalación tenía una capacidad para albergar 49.000 cerdos y fue construida junto a un pueblo de apenas 9.000 habitantes. Pero en esta batalla legal aún no se dicta una sentencia en firme.También se presentó una denuncia popular de carácter regional por parte de 22 pueblos mayas de la península que continúa tramitándose ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).Y está el caso de los pueblos de Chapab y Sitilpech, que también recurrieron a un litigio en tribunales donde solicitaron una suspensión, pero hasta ahora el poder judicial de la federación se los ha negado.¿Se debe restringir esta actividad?Para la abogada Medina, la Semarnat no puede argumentar que el problema se reduce a cuatro municipios en condiciones críticas o con afectaciones graves."En los otros municipios se debe restringir esta actividad y se debe dar paso a otro sistema de producción, ya han comprobado que ese sistema industrializado y donde están hacinados más de 50.000, 80.000 o 100.000 cerdos ocasionó problemas de contaminación en Yucatán. No se puede permitir que este mismo modelo se reproduzca en otros municipios", subraya la abogada.
Granjas de producción de carne de cerdo crecieron de manera indiscriminada en Yucatán en los últimos 10 años, y las afectaciones a la salud, al medio ambiente, a la cultura y al tejido social en cientos de pueblos mayas han llegado a niveles críticos. Es necesaria la atención urgente, reconocen autoridades federales.
En un diagnóstico sobre el impacto de estas granjas en la península presentado el pasado 27 de marzo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reconoce que hay 507 granjas de producción porcícola en 51 municipios de Yucatán.
En 20 municipios de esa entidad, hay más cerdos que habitantes. Entre los casos más críticos están los de Muna, donde se contabilizaron 4,33 cerdos por habitante; Conkal, con 3,6 cerdos por persona, y Cacalchén, con 2,8. Otros 16 de los 106 municipios del estado tienen más de 2 cerdos por habitante, de acuerdo con la información presentada por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
De todas las granjas ubicadas por Semarnat, 23 tienen 20 o más naves; es decir, cuentan con entre 40.000 y 80.000 cerdos; 48 se reportaron con 8 y 20 naves (entre 16.000 y 40.000 cerdos), 89, albergan entre 3 y 7 naves (6.000 y 14.000 animales); 208 con entre 1 y 2 naves (de 2.000 a 4.000 ejemplares), y 139 con un esquema de traspatio o de producción para autoconsumo.
Estudios llevados a cabo por el IMTA y por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), encontraron niveles de contaminación hasta 10 veces mayores a las normas oficiales vigentes tanto en agua como en tierra y aire, directamente vinculadas a la operación de estas granjas.
El doctor Adrián Pedrozo Acuña, director del IMTA, dijo en conferencia de prensa el pasado 27 de marzo que cuatro municipios del estado —Muna, Conkal, Cacalchén y Mixupip— están en una situacióncrítica por los altos niveles de contaminación hallados en sus cuerpos de agua. Además, otras nueve demarcaciones del estado requieren atención urgente por la alta concentración de contaminantes como sulfato, nitrógeno amoniacal y fósforo, un tóxico asociado a muerte masiva de peces, todo derivado de la operación de las granjas.
El IMTA llevó a cabo, además, una inspección de los sistemas de tratamiento de aguas residuales y otros desechos en 10 instalaciones seleccionadas en Yucatán, y ninguna cumplió la norma oficial actualizada en 2022 para garantizar la sustentabilidad de sus operaciones.
De las 507 granjas que han sido detectadas en el estado, 353 se encuentran dentro del semicírculo que forma la reserva estatal geohidrológica Anillo de Cenotes, uno de los sistemas hídricos más complejos del país y decretada como Área Natural Protegida en 2013, y otras más se encuentran en sitios dentro del convenio Ramsar.
En los cuatro municipios en condiciones críticas por los niveles de contaminación del agua ya no se puede permitir ni un solo cerdo más, dijo Pedrozo. Y en los otros territorios afectados se deben tomar medidas urgentes para modificar los procesos de producción y desecho de las granjas.
El INECC revisó la operación de tres megagranjas —Yaxkukul, Temozón y Kinchil— en el estado y detectó en el aire niveles de amoniaco y ácido sulfhídrico, altamente tóxico, muy por encima de los parámetros normales, por la operación de estos centros de producción donde todo está diseñado para producir carne de la manera más rápida y eficiente.
El ingeniero químico Luis Abreu, subdirector de Evaluación Analítica de Contaminantes Ambientales del INECC, explicó que el personal del instituto revisó la fuerza y el sentido de los vientos, además de la densidad de contaminantes en el aire en zonas de actividad porcícola y concluyó que las áreas afectadas por la emisión de gases podrían abarcar una extensión tan grande como toda la ciudad de Mérida.
"Se está registrando una fumigación muy fuerte de amoniaco y ácido sulfhídrico sobre la población", dijo el ingeniero Abreu.
El amoniaco y el ácido sulfhídrico que emanan de las granjas de cerdo están relacionadas "con la mortandad en la región", afirmó Abreu, aunque no proporcionó más detalles.
Afectaciones a la salud
Pobladores mayas en localidades cercanas a los centros de producción han denunciado graves padecimientos de salud.
La investigadora Karen Hudlet, candidata al doctorado en geografía humana por la universidad de Clark, y especialista en derechos humanos e industrias extractivistas y agroindustria, señala que en localidades ubicadas a menos de 5 kilómetros de las granjas son más frecuentes los padecimientos como asma, influenza y salmonela.
De acuerdo con las investigaciones citadas por la doctora Hudlet, habitantes de localidades cercanas a granjas de cerdo ya no pueden realizar ciertas actividades básicas al aire libre, como relacionarse, jugar o cocinar, y padecen, entre otros síntomas, náuseas, tos, dolores de cabeza, ardor en los ojos y garganta, secreción nasal y dificultad para respirar.
La producción porcina sufrió una industrialización en la península desde 2016 ante un aumento de la demanda de carne de cerdo para exportación. La mayoría de la carne que se produce en Yucatán se exporta a Estados Unidos, Japón, China y Hong Kong.
La industria de la carne de cerdo en Yucatán produce unas 147.000 toneladas al año y genera alrededor de 12.000 empleos directos y 36.000 indirectos, de acuerdo con datos oficiales. El estado es el cuarto productor a nivel nacional y aporta solo el 8,9% de la producción total en México, pero el problema de contaminación se agudiza por la naturaleza del suelo kárstico en la península, lo que facilita la filtración de contaminantes a los acuíferos subterráneos.
Hudlet señala que tan solo en dos años, de 2016 a 2018, hubo un crecimiento del 39% de la producción de carne de cerdo en Yucatán.
Para la académica de la universidad de Clark, las granjas en la península no se deben de ver como unidades particulares, sino como parte de un megaproyecto extractivista que genera graves impactos en la vida de las personas.
La abogada Lourdes Medina, del colectivo K'anan Ts'onot, asesora jurídica de las comunidades mayas, y quien participó en la defensa legal de Homún, la primera localidad que logró una suspensión judicial y la clausura de una megagranja cercana a ese pueblo maya, señala que, de acuerdo con los propios datos de Semarnat, solo 14 granjas que operan en el estado cuentan con permisos de esa secretaría y han presentado Manifestaciones de Impacto Ambiental.
La abogada Medina aseguró en entrevista con Sputnik que hay granjas que están operando con permisos otorgados por el Gobierno estatal, pero que en estas autorizaciones se han documentado diversas irregularidades.
En el caso de Homún, dice la abogada, la granja fue instalada en una Área Natural Protegida, pero contaba con un permiso que se otorgó por el Gobierno del estado con base en documentación incorrecta y que fue firmado por una cirujana dentista. La asesora jurídica denuncia que el Gobierno del estado les ha negado información sobre las granjas de cerdo.
Para José May, vocero del colectivo K'anan Ts' onot (Guardianes de los Cenotes, en español), presidentes municipales tienen parte de la responsabilidad al aprobar cambios de usos de suelo y avalar la instalación de los centros de producción sin haber consultado a los propios habitantes de las comunidades, como indica la ley.
La lucha de las comunidades
Para la abogada Medina, el diagnóstico de la Semarnat revela la insostenibilidad de este modelo de producción de carne.
En 2017, el pueblo Homún emprendió una lucha legal y logró, a partir de una solicitud de amparo a nombre de los niños de la localidad, que el juzgado federal cuarto de distrito otorgara en 2018 una suspensión provisional y ordenara el cierre de una granja, Esta instalación tenía una capacidad para albergar 49.000 cerdos y fue construida junto a un pueblo de apenas 9.000 habitantes. Pero en esta batalla legal aún no se dicta una sentencia en firme.
También se presentó una denuncia popular de carácter regional por parte de 22 pueblos mayas de la península que continúa tramitándose ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Y está el caso de los pueblos de Chapab y Sitilpech, que también recurrieron a un litigio en tribunales donde solicitaron una suspensión, pero hasta ahora el poder judicial de la federación se los ha negado.
"Nosotros exigimos una reparación del daño y que ninguna de las granjas que está operando ilegalmente siga trabajando y que a las personas que dieron los permisos que se les enjuicie porque también es por ellos las afectaciones a nuestros municipios", afirma José May.
¿Se debe restringir esta actividad?
Para la abogada Medina, la Semarnat no puede argumentar que el problema se reduce a cuatro municipios en condiciones críticas o con afectaciones graves.
"Estamos hablando de un solo sistema ambiental que es la península de Yucatán. Es una sola unidad y al final funcionan de manera integral sus componentes. Con esta situación de fragmentarlo por municipios se está fragmentando ese sistema ambiental", afirma la consultora, para quien se trata de una de las técnicas de las autoridades para querer minimizar el impacto que se ha ocasionado.
"En los otros municipios se debe restringir esta actividad y se debe dar paso a otro sistema de producción, ya han comprobado que ese sistema industrializado y donde están hacinados más de 50.000, 80.000 o 100.000 cerdos ocasionó problemas de contaminación en Yucatán. No se puede permitir que este mismo modelo se reproduzca en otros municipios", subraya la abogada.
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