Descubren un inmenso nuevo depredador en Madrid
© Foto : Universidad de Alcalá / Óscar Sanisidro Recreación del 'Ammitocyon kainos'
© Foto : Universidad de Alcalá / Óscar Sanisidro
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Un grupo de investigadores ha descubierto una nueva especie de anficiónido en el yacimiento del Cerro de los Batallones (Madrid). Su nombre es 'Ammitocyon kainos', un ‘perro-oso’ de grandes dimensiones que vivió hace nueve millones de años. Uno de los grandes depredadores de la zona.
El Cerro de los Batallones se alza casi inapreciable en la frontera entre la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha. La autopista R-4 bordea su vertiente oriental y el accidente geográfico apenas causa sobresalto. Desde el asfalto se distinguen unas pequeñas colonias, algunas coronadas por bosques de pinos. Una nota de verde en medio del amarillo secarral de piedra y espigas, típico de la Submeseta Meridional. Un lugar sin aparente interés. Al menos, al nivel de la superficie.
La riqueza del enclave brota a golpe de pico y pala. Y es que bajo el árido terreno nacen hasta 10 yacimientos fosilíferos. El primero fue descubierto en julio de 1991, a raíz de las labores de extracción de sepiolita realizadas en los montículos. Los mineros fueron sustituidos por investigadores en el Cerro de los Batallones, ubicado en el municipio madrileño de Torrejón de Velasco. El trabajo científico reveló abundantes restos de la fauna del Mioceno, principalmente vertebrados. En 2001 la Comunidad de Madrid declaró las colinas como Bien de Interés Cultural como Zona Paleontológica.
© Foto : Cortesía de Comunidad de MadridUno de los yacimientos del Cerro de los Batallones (Madrid)
Uno de los yacimientos del Cerro de los Batallones (Madrid)
© Foto : Cortesía de Comunidad de Madrid
"Constituye uno de los descubrimientos más sobresalientes de la Paleontología española", destacan desde Cultura y Turismo del Gobierno autonómico madrileño. En 30 años de excavación en el Cerro de los Batallones, los paleontólogos han hallado una importante cantidad de fósiles en excelente estado de conservación, incluidos esqueletos completos. Destaca también la elevada concentración de huesos con un desplazamiento escaso o nulo, lo que permite que se puedan registrar numerosos elementos articulados con conexión anatómica. Aunque lo que más sorprendente es la abundancia de carnívoros. En algunas de las cavidades trabajadas superan ampliamente a los herbívoros.
La joya de la corona son los restos de "dientes de sable", aunque también se han desenterrado una hiena, un oso, un familiar del panda rojo y varias especies de mustélidos y félidos. Entre los animales que se alimentaban de vegetación, rinocerontes, équidos, antílopes, mósquidos o un mastodonte Tetralophodon. Fauna que recorría las inmensas praderas de clima cálido y húmedo que ocupaban el actual sur de Madrid. Hogar de los anficiónidos, conocidos también como 'perros-oso'. En los yacimientos del Cerro de los Batallones, se han encontrado varios ejemplares. Algunos de la especie Magericyon anceps. Otros se asignaron al género Thaumastocyon. Sin embargo, en este último caso, los expertos estaban equivocados. Se trataba de un ser distinto.
Los fósiles fueron descubiertos entre 2008 y 2011. "Encontramos restos de tres individuos. De uno hay casi un esqueleto completo, de otro encontramos la mandíbula y del otro solo un diente", señala Juan Abella, paleontólogo e investigador del Institut Català de Paleontologia-Miquel Crusafont, a Sputnik Mundo. Los resultados de los análisis perpetrados sobre los vestigios sorprendieron a los científicos. Las características dentales y esqueléticas de los animales eran distintas a todo lo registrado sobre anficiónidos con anterioridad. Acaban de descubrir al Ammitocyon kainos.
© Foto : Cortesía de Comunidad de MadridPaleontólogos trabajando sobre un esqueleto de jirafa en el Cerro de los Batallones (Madrid)
Paleontólogos trabajando sobre un esqueleto de jirafa en el Cerro de los Batallones (Madrid)
© Foto : Cortesía de Comunidad de Madrid
Un gran depredador
Investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la Universidad de Alcalá, la Universidad de Zaragoza y el Instituto Universitario de Investigación de Ciencias Ambientales de Aragón han descrito la nueva especie de ‘perro-oso’. Entre ellos, Juan Abella. Él es uno de los autores del artículo publicado recientemente en la revista Journal of Systematic Palaeontology.
El mamífero fue bautizado como Ammitocyon kainos, que significa 'el perro de Ammit'. Según explican los expertos, su anatomía recuerda vagamente a Ammit, una deidad del Antiguo Egipto con cabeza de cocodrilo y patas de león e hipopótamo. Un animal caracterizado por su corpulencia y poderosa mandíbula. Los expertos estiman que pesaba más de 230 kilogramos. "Era del tamaño de un oso pardo, aunque su esqueleto era todavía más robusto", explica Abella. El anficiónido tenía fuertes patas delanteras y traseras, pero sus manos y pies eran muy cortos. "Por sus características anatómicas no podía ser un cazador activo ni demasiado ágil, como los actuales cánidos o félidos. Debía cazar al acecho o aprovecharse de las presas que cazaban otros carnívoros", asegura el paleontólogo.
© Foto : ICP Miquel CrusafontMandíbulas del 'Ammitocyon kainos'
Mandíbulas del 'Ammitocyon kainos'
© Foto : ICP Miquel Crusafont
Su alimentación se basaba en la carne. Es más, su dentición indica que esta constituía más del 70% de su dieta, factor que se conoce como hipercarnivorismo. La boca del Ammitocyon kainos se adaptó para su consumo. Contaba con largos incisivos y caninos y unas muelas carniceras muy desarrolladas, con grandes superficies cortantes. Contrastan con la ausencia de los primeros premolares y últimos molares y unos molares masticadores relativamente pequeños. Los estudios biomecánicos de la mordedura muestran que el mamífero utilizaba la parte delantera de la mandíbula para agarrar a las presas y arrancar trozos grandes de carne. Los dientes posteriores funcionarían como una picadora para reducir el tamaño de los pedazos.
El Ammitocyon kainos recorrió 'la sabana madrileña' hace aproximadamente nueve millones de años. Convivió con otros grandes depredadores de la época como el tigre dientes de sable, el oso Indarctos arctoides y otras especies de anficiónidos. Con ellos se disputaba las presas del área. En su caso, los investigadores señalan que su favorita pudieron ser los caballos primitivos.
© Foto : ICP Miquel CrusafontEsqueleto del 'Ammitocyon kainos'
Esqueleto del 'Ammitocyon kainos'
© Foto : ICP Miquel Crusafont
Los restos de esta nueva especie se hallaron en la cavidad Batallones-3, una zona completamente excavada. Pero, no sería extraño que emergiesen huesos de este animal en algún otro punto del planeta. Su familia, los anficiónidos, fue uno de los grupos de carnívoros más numerosos y diversos de los ecosistemas terrestres de Europa y América del Norte, aunque no dejasen ningún descendiente vivo. Perros y osos no tienen nada que ver con ellos. "No se puede descartar que se vuelvan a encontrar más restos. Es posible que en otros yacimientos de la época aparezcan formas de la misma especie o similares", asevera Abella.
La tierra del Cerro de los Batallones es candidata a contener más miembros de la especie. Y es que, al igual que para otros seres vivos del Mioceno, la zona fue una trampa natural. El paisaje kárstico generó un sistema de oquedades en el que los carnívoros entraban atraídos por comida o agua. Los expertos hipotetizan que muchos animales no lograban salir, por lo que las galerías se convertían en su tumba. "Sus huesos quedaban depositados en fondo y posteriormente eran tapados por capas de sedimentos", puntualiza Abella. Las cavidades actuaban como cápsula del tiempo. La acumulación de esqueletos formó el yacimiento paleontológico. Aportó valor científico a unas colinas que vistas desde la autopista no tienen nada que las distinga del resto de la campiña castellana. Al menos, solo al ojo.