Para poder mantener el estado de hiperventilación sin sufrir náuseas y mareos, idearon un dispositivo con el tamaño de un maletín que regula los niveles de dióxido de carbono en la sangre. Para ello, el aparato suministra el dióxido de carbono desde un tanque, asegurando que los niveles del CO2 en la sangre se mantengan constantes.
Tras la segunda vez, se pusieron a hiperventilar para que sus pulmones eliminaran el alcohol de la sangre. De este modo, el cuerpo fue capaz de metabolizar el etanol a un ritmo tres veces más rápido que cuando solo utiliza el hígado.
Tres millones de personas en todo el mundo mueren cada año por razones relacionadas con el alcohol y los médicos de las salas de emergencia tienen pocas herramientas eficaces para tratar la intoxicación aguda por alcohol.
"Los pacientes llegan inconscientes y altamente intoxicados de alcohol, por lo que son difíciles de examinar... Y no hay nada que puedas hacer. Tienes que esperar hasta que sus hígados lo metabolicen", explica Fisher.
Sin embargo, es improbable que el tratamiento se vuelva a presentar como una cura para la resaca: los investigadores encontraron que el proceso es más efectivo para los altos niveles de intoxicación.