Maribel Galbeño, una de las residentes de los Llanos Vital, llegaba al comedor como otro día cualquiera. Al entrar, escuchó que todo el mundo se daba la enhorabuena sin entender porqué. Fue entonces cuando le comunicaron la noticia: "¿No te has enterado? ¡Hemos ganado el Ondas, Maribel!".
"Llevábamos dos años completos haciendo un programa semanal que salía de este taller pero cuando llegó el momento en el que tuvimos que cerrar la residencia por el confinamiento, tuvimos que decidir si dejar de hacerlo o si continuábamos adaptándonos a las circunstancias, y nos decantamos por la segunda opción", dice la directora del centro.
Su iniciativa premiada, llamada Radio Vital, estuvo compuesta por cinco programas radiofónicos en los que los mayores se convirtieron en creadores y protagonistas haciendo uso de las nuevas tecnologías al grabarse online. Dirigidos por Novo, grabaron estos programas en los que compartieron su visión sobre la pandemia, analizaron la actualidad, entrevistaron tanto a compañeros como a los sanitarios que trabajaban en el Centro e hicieron sus reivindicaciones sobre aquellos aspectos que consideraban que debían mejorar.
"He trabajado desde muy pequeña en poner por escrito lo que pensaba y lo que sentía y verme premiada a última hora de mi vida, es algo muy importante, es el culmen de una vida. Porque efectivamente este momento es en el que mi vida está más en la sombra, pero con el Premio Ondas, todo se ha iluminado", explica Lucía Dutch a Sputnik, una de las residentes que con sus 85 años ha logrado alzarse con uno de los premios más reconocidos de España.
Esther García Galbeño, directora de la Residencia Los Llanos Vital recuerda el momento en el que se enteró que eran uno de los premiados en esta edición. Fue por casualidad. No dejaba de recibir llamadas al móvil, pero por trabajo, no pudo cogerlo en ese momento. Entonces, una compañera de la residencia se acercó efusiva para darle la noticia: "¡Esther, me acaban de avisar de que están diciendo por la radio que nuestra residencia ha ganado el premio!", exclamaba una de sus compañeras.
Para realizar cada programa, de alrededor de una hora de duración, se utilizaba un teléfono móvil y mediante videoconferencia con Darío Novo, que se encontraba trabajando desde su casa, iban interactuando y dando forma a cada programa. Él desde allí se encargaba de grabarlo, editarlo, y de subirlo a la web de iVoox.