Al comienzo de la pandemia en Europa, Italia preocupaba por la grave situación sanitaria que vivió. Meses más tarde, España, que adelantó al país transalpino en casos confirmados y que no ha dejado de empeorar en las últimas semanas, ya es el país europeo con mayor incidencia de COVID-19.
Y es que Bruselas ha aprobado un fondo de 750.000 millones sin precedentes que servirá para subsanar los estragos de la pandemia en los países más afectados, pero eso no será suficiente si la tendencia que muestra España continúa como hasta ahora.
Volviendo a la política del país ibérico, la situación se ha tornado especialmente tensa en el caso de la Comunidad de Madrid. Tras transferir la gestión de la pandemia a las comunidades autónomas, la Moncloa ha dado un paso atrás para que Madrid y las demás regiones puedan tomar las medidas que crean convenientes.
La economía de España se ha contraído casi un 18% en el segundo trimestre del año. Las previsiones de cara al futuro son poco o nada halagüeñas. Por si eso no fuera suficiente, los políticos continúan contribuyendo a la desestabilización con sus reproches y acusaciones entre jefaturas autonómicas y el Gobierno central.
España lleva cuatro gobiernos en cinco años y este es el tercer año en que sigue funcionando con unos mismos presupuestos; una situación anómala e insostenible. Como las desgracias nunca vienen solas, a estos problemas se suma el reciente escándalo de corrupción que ha rodeado al rey emérito Juan Carlos I y que ha acabado con su exilio, y también la crisis de Cataluña, latente desde 2017.