Actualmente la industria minera de Etiopía especializada en la explotación de oro está dominada por los mineros artesanales. Las autoridades etíopes buscan canalizar las ventas de este metal precioso a través del banco central para acabar con la minería informal y hacer que el país sea más atractivo para los inversores extranjeros y las empresas más grandes.
"La gente está empezando a entrar y es porque el Gobierno está comenzando a transformarse deliberada y abiertamente de una especie de novia reacia a un anfitrión acogedor y respetuoso de las normas", señaló a Bloomberg Harry Anagnostaras, presidente ejecutivo de la empresa Kefi Gold and Copper, que cotiza en la bolsa de Londres y explota la mina Tulu Kapi, ubicada en el oeste de Etiopía.
Las exportaciones oficiales de oro ascendieron en julio y agosto del 2020 a un total de 700 kilogramos (24.700 onzas), cuadruplicándose con respecto al mismo periodo del 2019. Las autoridades etíopes creen que estos envíos podrían aumentar aún más después de que el banco central empezó a ofrecer precios más altos por este metal.
La estrategia de Etiopía es razonable a medida que los precios de oro han aumentado un 33%, alcanzando a finales de julio del 2020 el máximo histórico de más de 2.036 dólares por onza. Este aumento contribuyó a que los Gobiernos de los países africanos maximizaran los beneficios recibidos por la venta de este recurso natural. Pero también condujo al auge del contrabando.
En agosto el servicio de seguridad del Aeropuerto Internacional en Addis Abeba detuvo a un nigeriano que intentó pasar de contrabando 23 kilogramos de oro. Si el criminal hubiese logrado sacar el cargamento, ahora podría haber ganado más de 1,4 millones de dólares.
Esta cifra sería aún más grande si se sumasen los contrabandos de oro similares realizados a nivel nacional y en términos anuales como ha sido en el caso de Nigeria. Durante los siete años anteriores al 2018, Abuya había perdido unos 3.000 millones de dólares por 97 toneladas de oro que se sacaron ilegalmente de Nigeria.