Durante mucho tiempo, el café soluble se consideró una opción de menor calidad y pureza que el café molido. En los días actuales, sin embargo, cada vez más las compañías producen versiones instantáneas que no dejan nada que desear en términos de sabor.
Hoy enseñamos algunos trucos para elegir un café soluble de buena calidad.
Tipo de grano
El primer paso para elegir un café soluble de buena calidad es certificar que su composición es del 100% cafeto arábigo. Las variedades liberica y excelsa también son de alta calidad, pero no suelen utilizarse en la producción de cafés instantáneos.
Proceso de deshidratación
Otro importante detalle a tener en cuenta es el proceso de secado al cual se sometió a los granos. En la industria se utilizan dos métodos distintos: el secado por pulverización y la liofilización.
En el primero se utiliza el aire caliente para evaporar el agua de los granos, lo que termina afectando negativamente los sabores y aromas originales del grano de café. En el segundo, por otro lado, el extracto de café se congela y luego se sublima, es decir, el hielo cambia inmediatamente a vapor.
La liofilización conserva más el sabor natural del grano de café, por lo que a la hora de comprar un producto instantáneo se recomienda dar preferencia a las opciones liofilizadas.
Residuos
Además, no deben quedar partículas en el fondo de la taza tras la disolución en agua fría. La presencia de residuos podría indicar que la presencia de polvo de achicoria o de cereales tostados para agregarle peso y color. Además de disminuir la calidad del café, estos aditivos pueden incluso generar problemas estomacales y otros problemas de salud.