Felipe Quispe Huanca, veterano líder sindical y político, volvió a los primeros planos en el reciente conflicto sobre las elecciones generales y en sus apariciones no dejó en pie a izquierdistas ni a derechistas, ni al expresidente Evo Morales (2006-2019) ni a la actual gobernante interina Jeanine Áñez.
No es anarquista sino indigenista; tampoco es un sindicalista cualquiera sino un aymara que a sus 40 años ingresó a la universidad y se tituló en historia.
Nombrado la semana pasada "comandante de los bloqueos" por los indígenas de su natal Achacachi, combativa región en el altiplano próximo a La Paz, Quispe no logró prolongar esas protestas hasta la salida de Áñez, como había proclamado.
Pero tuvo tiempo suficiente de presencia en las calles y carreteras cortadas y ante las cámaras para proclamar que el indigenismo no estaba muerto en Bolivia, sostuvo Guardia.
"El fin de los bloqueos era tal vez lo que él mismo esperaba porque apenas ha comenzado la construcción o reconstrucción de un proyecto que rescata viejas consignas, algunas cumplidas a medias durante la época de Morales", dijo el analista.
Repúblicas y Estado
Morales inició la transformación de la República de Bolivia en un Estado Plurinacional, para resolver el conflicto histórico de un país cuya mayoría, los pueblos indígenas, estaba excluida de la vida política y social, y de la economía.
Coincidiendo parcialmente con el diagnóstico de Morales, El Mallku relanzó viejas propuestas de un nuevo Estado controlado por los indígenas que hasta el siglo XVI, antes de la colonización española, conformaban el Kollasuyo, región del Tahuantinsuyo o imperio de los Incas.
"Con todo orgullo podemos decir y proclamar al mundo que somos del Kollasuyo. Esta nación kollasuyana tiene que liquidar a Bolivia en algún momento, para que nazca un verdadero Estado nuestro", dijo El Mallku a principios de agosto, luciendo un poncho rojo símbolo de mando ante millares de campesinos en Achacachi, durante las últimas protestas.
"Ha llegado la hora de decir basta, de avanzar a nuestro autogobierno. Los extranjeros como los croatas separatistas que ahora están encaramados en el poder, que se vayan de vuelta a sus países y no pretendan gobernarnos por siempre a quechuas y aymaras", añadió.
"Hasta nos han visto como a bestias humanas. Nos han visto como salvajes. Nos han tratado de mierda y de todo", dijo al diario Pagina Siete, refiriéndose al líder cívico de Santa Cruz (este), Rómulo Calvo, quien llamó "bestias humanas indignas de ser llamadas ciudadanos" a los campesinos que participaban en los bloqueos.
Ante consultas de prensa sobre si el Gobierno de Morales fue o no un Gobierno indígena, sostuvo que en los pasados 14 años los indígenas no tuvieron el control, porque Evo "estaba rodeado de blancos y mestizos", algunos "izquierdistas solo de etiqueta".
Larga lucha
El Mallku dijo en otra concentración campesina en El Alto que los indígenas no descartaban ningún método de lucha para llegar al control del Estado, que podría seguir siendo conocido internacionalmente como Bolivia pero internamente debería reconocer distintas "nacionalidades".
"Yo no soy boliviano, soy kollasuyano", se definió, explicando que el nombre de Bolivia es una derivación del libertador venezolano Simón Bolívar.
Quispe fundó el Movimiento Indígena Túpac Katari (MIP) en 1978 y organizó el grupo político Ayllus Rojos en la década siguiente.
Dio un giro radical en 1990 cuando creó el Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK) que enarboló la reconstrucción del imperio incaico con varios atentados a redes eléctricas con el apoyo de varios jóvenes intelectuales como Álvaro García Linera, quien fue luego el vicepresidente de Morales. Quispe y García Linera pasaron cinco años en la cárcel por las actividades del EGTK y terminaron libres y sin condena.
En 2003, fue uno de los líderes de protestas de sindicatos y otros sectores urbanos y rurales que derribaron al Gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada, y dos años después fracasó como candidato presidencial del MIP en la elección de la que surgió el primer Gobierno de Morales, de quien siempre se declaró opositor.
Estando fuera de las candidaturas en el actual proceso electoral boliviano, El Mallku reiteró en los últimos días que no ha renunciado a sus aspiraciones de "gobernar Bolivia de algún modo, en algún momento".