En un mensaje en sus redes sociales, Bolsonaro aseguró que el Estado brasileño "está hinchado" y que "debe deshacerse de sus empresas deficitarias, así como de aquellas que pueden ser administradas mejor por la iniciativa privada".
"Privatizar está lejos de ser, simplemente, tomar una estatal y ponerla en una estantería y el que ofrezca más se la lleva a casa", ejemplificó, y citó la burocracia brasileña, los sindicatos, el corporativismo y la izquierda como principales obstáculos.
También lamentó la decisión tomada por el Tribunal Supremo Federal el año pasado, que determinó que la privatización de empresas "madres" debe contar con la luz verde del Congreso Nacional.
El presidente aseguró que estas salidas están dentro de lo normal porque los miembros del Gobierno son muy competentes y tienen ambiciones personales, y remarcó que el presidente y sus ministros continúan "unidos".
Bolsonaro dio un espaldarazo a Guedes en un momento en que incluso dentro del Gobierno se cuestiona su agenda liberal.
Cada vez son más quienes piden que se relaje la política de austeridad para aumentar los gastos para impulsar la generación de empleo en un momento de contracción económica grave.
"En un presupuesto cada vez más escaso es normal que los ministros busquen recursos para obras esenciales; sin embargo, nuestro norte sigue siendo el de la responsabilidad fiscal y el techo de gastos", quiso dejar claro Bolsonaro.
El llamado "techo de gastos" se instauró en 2016 durante el Gobierno de Michel Temer (2016-2018) e impide aumentar el gasto público en un porcentaje mayor al índice de la inflación del año anterior.