El vínculo entre el zika, el ébola y el COVID-19 va más allá de que las tres enfermedades son causadas por virus y han sido clasificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como "Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional". De acuerdo al estudio Who’s afraid of Ebola? Epidemic fires and locative fears in the Information Age (¿Quién tiene miedo del Ébola? Incendios epidémicos y miedos localizados en la era de la información), un importante rasgo que tienen en común es el miedo que generan.
Según explica la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), al sureste de Brasil, el miedo locativo se refiere al "miedo al contacto cercano o a la colocalización entre los individuos y la enfermedad, porque no se sabe si está presente o ausente en el espacio". Por otra parte, el objeto-fuego se trata de "encuentros entre actores humanos y no humanos en el espacio, en patrones intercambiables de ausencia y presencia, caracterizados por discontinuidades, transformaciones y yuxtaposiciones de la realidad presente-ausente".
El COVID-19 tiene la característica de "objeto-fuego" porque se produce en diferentes regiones en mayor o menor medida a lo largo del tiempo, distribuyéndose de forma irregular en el territorio, según los resultados del artículo. Aunque el ébola tiene una tasa de mortalidad más alta que el COVID-19, ambas enfermedades están fuertemente influenciadas por la información y su circulación, formando así la sensación de miedo localizado.
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"Los temores se caracterizaron por los síntomas, los agentes transmisores y la posibilidad de infección latente, pero no consciente", explicaron dos profesores de la Unicamp que participaron en la investigación, Janaina Pamplona da Costa, del Instituto de Geociencias, y André Sica de Campos, de la Facultad de Ciencias Aplicadas.
Los investigadores descubrieron que la sensación de una "amenaza invisible" puede haber ayudado a frenar la circulación del ébola. En cuanto al zika, que tiene menos letalidad y se produce en conjunción con otras enfermedades infecciosas del mismo vector —como el dengue y el chikungunya—, el miedo locativo es menor que el del ébola. En realidad, el miedo al contagio está fuertemente asociado con la microcefalia en los recién nacidos.
¿Cómo compararon el zika y el ébola?
Los datos utilizados para estudiar el zika y ébola fueron recogidos entre los años 2013 y 2017. En el caso de la investigación del ébola, se realizaron un total de 348 entrevistas en la República de Guinea, Malí, Ghana, Kenya y Estados Unidos. Los profesores de la Unicamp coordinaron 100 entrevistas entre 2016 y 2017 para la investigación del zika en Brasil, con recursos de la Fundación Nacional de Ciencias por conducto de la Universidad Estatal de Luisiana, EEUU.
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Se entrevistó a profesionales de la salud (médicos y enfermeros), científicos, académicos, agentes de salud pública y el público en general sobre la preparación y la percepción social de la enfermedad.