La capital de Bulgaria vive sus protestas antigubernamentales más contundentes desde 2013-2014 en el día en que el Gobierno de Boiko Borísov, del partido GERB, se enfrenta a una moción de censura ante su negativa a dimitir.
La primera acción de protesta masiva tuvo lugar en Bulgaria el 9 de julio, cuando más de 1.000 de ciudadanos, representantes de varios partidos políticos y organizaciones públicas se reunieron fuera del edificio de la Administración presidencial en apoyo al presidente Rumen Radev.
Desde aquel día las manifestaciones se han convertido en actos diarios y son de carácter antigubernamental. Los manifestantes afirman que tienen la intención de continuar con su actividad hasta que el Gobierno renuncie.
Las tensiones aumentaron el 11 de julio en el país, cuando el presidente, Rumen Radev, contrario a las políticas de derechas de Borísov, declaró en televisión que "la conversión del Gobierno en una estructura mafiosa ha empujado a los búlgaros amantes de la libertad de todas las edades, independientemente de sus afiliaciones políticas, a exigir el respeto de la ley".
Dimisión de ministros de Finanzas, Economía e Interior
Boiko Borisov decidió tras una reunión de coordinadores regionales de su partido GERB, que los ministros de Finanzas, Economía e Interior deben dimitir, informó la agencia Focus.
"Durante la reunión los coordinadores del partido exigieron a Borisov destituir a tres ministros para refutar que GERB y los ministros en cuestión dependan de DPS [Movimiento por Derechos y Libertades] y [el político y oligarca] Delyan Peevski", publicó el medio al servicio de prensa del partido.
Al mismo tiempo los participantes de la reunión destacaron positivamente el trabajo del ministro de Finanzas, Vladislav Goranov; el ministro del Interior, Mladen Marinov, y el ministro de Economía, Emil Karanikolov.
Sin embargo, los manifestantes que se concentraron este 15 de julio en la zona céntrica de Sofía no están contentos con la destitución de tres ministros e insisten en la dimisión de todo el Gobierno y el fiscal general de Bulgaria, Ivan Geshev, quien ordenó la semana pasada los registros en la Administración del Rumen Radev, y el arresto de dos asesores presidenciales acusados de abuso del poder y la revelación de un secreto de Estado.