Mientras que el príncipe Guillermo estaba destinado al trono, Harry luchaba por encontrar su lugar en la familia real y se comportaba de una manera mucho más frívola que su hermano mayor.
"Conocí al príncipe Harry en un club nocturno. Fue durante sus años de estudios superiores, cuando se suponía que debía estar estudiando para aprobar los exámenes", revela Katie Nicholl, corresponsal real de la revista Vanity Fair, citada por el diario The Mirror.
"Estaba en los Kensington Roof Gardens bebiendo vodka y fumando Marlboro Lights rodeado de rubias guapas. Así era el príncipe Harry", agregó.
El joven príncipe supuestamente también fumaba cannabis, como se puede ver en el documental británico El príncipe Harry: el príncipe problemático.
A los 16 años, el príncipe Carlos decidió que ya era suficiente y obligó a su hijo a visitar una clínica de rehabilitación. Harry fue llevado a Featherstone Lodge, un centro residencial para drogadictos en Peckham, para hablar con adictos a la cocaína y la heroína en recuperación. Advirtieron al joven de que sus adicciones habían empezado con el consumo de alcohol y el cannabis.
"La travesura de Harry era a veces solo infantil, pero otras veces era realmente un síntoma de su profundo dolor. Creo que era una salida a su desesperación", afirma la biógrafa real Angela Lewin.