El primer ministro del Gobierno provisional ruso que se formó en Petrogrado después de la abdicación del último zar de Rusia, Nicolás II, durante la Revolución de Febrero de 1917, fue calificado por sus contemporáneos como una persona excéntrica y contradictoria.
El ministro de Exteriores del Gobierno provisional, Pável Miliukov, calificó a Kérenski como una persona cuyo "hábito de glorificarse a sí mismo" pasó a ser sistemático. Esta fue la razón por la que se le ofreció el puesto de ministro de Justicia.
El reconocido empresario Nikolái Vrángel, a su vez, subrayó que Kérenski —quien, según él, no era "nada más que un bufón"— "no destacaba por sus talentos, inteligencia ni conocimientos", aunque tenía otras cualidades: "La confianza en sí mismo y la arrogancia". Y esto fue lo que pronto le permitió convertirse en el líder del Gobierno provisional.
En su libro de memorias En el frente interior, el atamán cosaco y teniente general del Ejército Imperial Ruso Piotr Krasnov recordó que a Kérenski, al que tachó de "diletante", no le gustaba pedir consejos: en vez de esto, prefería dárselos a los demás.
"Cuando era ministro de Justicia, no dije nada. Pero cuando se convirtió en el ministro militar y de la Armada, me molestó mucho. ¿Cómo puede serlo durante una guerra una persona que no entiende nada del ámbito militar?", se preguntó.
Tras el fracaso de la campaña de Krasnov en Petrograd, Kérenski huyó a Finlandia. Más tarde, regresó a Petrograd, y varias semanas después, se trasladó a Moscú, de donde iba a mudarse a Samara, donde en ese momento se formó KomUch, el primer Gobierno antibolchevique de Rusia. Finalmente, optó por emigrar al extranjero.
En el exilio, trabajó como editor en el periódico Dni (Días, en español) y llevó una vida social activa. Fue autor de varias publicaciones, en las que analizó los acontecimientos que derivaron en la Revolución de Octubre.
En 1940, emigró a Nueva York junto a su segunda esposa, la periodista australiana Lydia Tritton, quien también era su asistente personal. Alquilaron un pequeño apartamento donde a menudo recibieron a otros críticos del comunismo. En EEUU, se convirtió en un favorito de los emigrantes rusos: cientos de personas asistían a sus conferencias.
En 1966, Kérenski refutó uno de los mitos que siempre habían rodeado a su persona. Según una leyenda, en octubre de 1917, huyó del Palacio de Invierno vestido con ropa de mujer para que los bolcheviques no lo detuvieran.
"¡No lo hice, no! Me fui en mi auto. Fui a la ciudad de Gátchina para apresurar a las tropas", reveló en una entrevista con el periodista Guenrij Borovik.
Sus últimos años Kérenski los vivió solo en su apartamento de Manhattan. Una vez que fue diagnosticado con cáncer de intestino, fue internado de emergencia en el Hospital de San Lucas. Falleció el 11 de junio de 1970 a la edad de 89 años. Más de 350 personas asistieron al funeral del revolucionario ruso.