En su testamento político, escrito horas antes de su suicidio, Adolf Hitler expulsó del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán a los líderes nazis Hermann Goring y Heinrich Himmler. Los acusó de tratar de hacerse con el poder e intentar negociar la paz con los Aliados occidentales sin su consentimiento y contra su voluntad, con lo que "totalmente aparte de su deslealtad hacia su persona, han hecho un daño enorme al país y a toda la nación".
"Antes de mi muerte, expulso del partido y de todas sus oficinas al antiguo Reichsführer SS y ministro del Interior, Heinrich Himmler", escribió el líder nazi.
La fuga
A diferencia del dictador alemán, Himmler, de 44 años, no tenía planeado quitarse la vida. En vez de esto, optó por ofrecer sus servicios a los Aliados, que, en su opinión, estaban a punto de librar una guerra contra la URSS. Esta estrategia también le ayudaría a quedar impune.
Poco antes de desaparecer del escenario, Himmler envió una carta al destacado comandante militar británico Bernard Montgomery, en la que expresó su deseo de reunirse con él para abordar el problema de los campos de concentración. No obstante, una vez que entendió que los Aliados no estaban interesados en colaborar con él, Himmler decidió avanzar hacia la región alemana de Baviera, donde, según una hipótesis, iba a encabezar la guerra de guerrillas Werwolf. Himmler y sus ayudantes siguieron hasta el municipio de Neuhaus, en Baja Sajonia, donde el grupo se separó. Antes de cruzar el río Elba, decidieron dejar sus armas.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) May 13, 2020
El último reducto nazi acantonado en Curlandia, al oeste de Letonia. Las fuerzas soviéticas a pesar de la gran resistencia del enemigo, lograron finalmente derrotar las tropas hitlerianas que hicieron caso omiso a la capitulación 👇https://t.co/8ZrCYeYPzN
Cabe señalar que en ese entonces, Himmler era buscado por los servicios secretos, tanto europeos y estadounidenses como soviéticos. Pese a que tradicionalmente se considera que fue una patrulla británica quien arrestó al antiguo funcionario nazi, en realidad fueron dos militares del Ejército Rojo. No fue hasta 2001 cuando los historiadores rusos Boris Jávkin y Alexandr Kalgánov presentaron al público unos documentos desclasificados del Archivo Central del Servicio Federal de Seguridad de Rusia que contenían nuevos e inesperados detalles de aquel episodio histórico.
La detención
En la mañana del 21 de mayo de 1945, los soviéticos Vasili Gúbarev e Iván Sídorov —que estaban de guardia junto a sus compañeros británicos— salieron a patrullar la ruta entre Luneburg y Bremen. A las 7 de la tarde, los ingleses fueron a tomar un café, mientras que Gúbarev y Sídorov decidieron hacer otra ronda, y ahí es cuando detuvieron a tres alemanes sospechosos, incluido Himmler.
"A unos 500 metros de la carretera, tres alemanes salieron sigilosamente del bosque. Los vimos y los seguimos. Primero, no nos vieron (...) A unos 200 metros de ellos, gritamos: ¡No se muevan!, pero no se pararon", reveló Gúbarev. Entonces el soldado se vio obligado a disparar un tiro de aviso, y Himmler fue el único en detenerse.
Gúbarev confesó que dos de los alemanes llevaban impermeables y botas militares, y el tercer detenido llevaba botas civiles, un parche negro en el ojo izquierdo y un sombrero. Además, tenía un palo en la mano. En su tarjeta militar, se podía leer sargento Heinrich Hitzinger.
Curiosamente, los soldados británicos querían soltar a los detenidos, ya que los habían convencido de que regresaban de un hospital. No obstante, los soviéticos insistieron en que debían ser arrestados.
Dos días después, uno de los detenidos —el hombre del parche negro en el ojo—, declaró que era nada más y nada menos que el mismísimo Heinrich Himmler.
"Está loco, usted no es Himmler", declaró uno de los militares británicos.
Sin embargo, al comparar las marcas distintivas del apresado con las indicadas en la llamada tarjeta de búsqueda de Himmler, llegó a la conclusión de que realmente era el antiguo camarada de Hitler. El 23 de mayo, fue llevado al 31 Campo de interrogatorios civiles, a las afueras de Luneburgo.
Cabe señalar que los militares ingleses no le confiscaron a Himmler una cápsula de cianuro que llevaba consigo, así que se suicidó en pleno examen médico.
El doctor británico Wells vio algo extraño entre los molares de Himmler e intentó extraer el objeto, pero el antiguo líder nazi mordió la cápsula y se desplomó.
"Se oyó cómo el vidrio se quebraba entre sus dientes", reveló uno de los testigos del incidente, el soldado británico Bill Cariotte.
Quince minutos después, ya estaba muerto. "Incluso en el último momento de su vida, Himmler, como siempre, se acobardó. Himmler, que se consideraba portador de los ideales de la raza aria, un caballero sin miedo y sin tacha que iba a sacrificar su vida por el Führer, tuvo miedo de afrontar las consecuencias de lo que había hecho: sabía demasiado bien lo terribles que habían sido sus crímenes", expresó Javkin.