"Además del primer centro que ya funciona en la frontera con Chile, los otros cinco que serán instalados estarán ubicados en las fronteras donde hay demanda de ingreso al país", dijo en conferencia de prensa el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, sin dar fecha de apertura de los nuevos campamentos.
Núñez aseguró que el Gobierno transitorio que preside Jeanine Áñez pretendía ayudar en la medida de sus posibilidades económicas la repatriación de bolivianos, respetando los protocolos sanitarios internacionales de prevención.
Áñez aprobó un gasto de 30 millones de bolivianos (4,3 millones de dólares), indicó el ministro.
El funcionario añadió que el campamento de Pisiga será sometido a un riguroso proceso de limpieza y desinfección antes de recibir a otros 400 ciudadanos, parte de los más de 800 que fueron acogidos por el Gobierno chileno en el puerto de Iquique luego de fracasar hace una semana en un primer intento de ingresar a Bolivia.
Según medios locales, la mayoría de los bolivianos que pretenden regresar de Chile son migrantes temporales que trabajan en cosechas agrícolas, proyectos de construcción y labores domésticas.
Al menos 1.000 bolivianos más han solicitado también permisos para retornar desde otros países vecinos como Argentina, Brasil y Perú, según la Defensoría del Pueblo.