"Desafortunadamente, América Latina en esta situación está en la peor posición en comparación con otras regiones", dijo el experto.
Agregó que hay ciertos países relativamente prósperos, como Perú y Chile, que probablemente sobrevivirán a esta situación sin pérdidas significativas, pero otros países grandes están en una posición muy vulnerable.
Según el experto, durante los últimos cinco o siete años, América Latina está en una crisis estructural, y los problemas económicos se convertirán inmediatamente en un catalizador para los problemas sociales.
"Las dificultades económicas tendrán automáticamente un costo social muy alto, porque la estructura de la sociedad es bastante inestable", dijo Razumovski.
Por ejemplo, el experto recordó la situación en Brasil, donde el costo social de las medidas de cuarentena podría exceder el número de víctimas de la pandemia debido a la delincuencia desenfrenada y el hambre.
Una reanudación del crecimiento del PIB del 2,6% se espera en 2021, pero requerirá una acciones decididas por parte de las autoridades de los países para apoyar a los segmentos más vulnerables de la población, prevenir una crisis financiera y mantener el empleo.
Sin embargo, según Razumovski, las autoridades de los países latinoamericanos están muy limitadas en sus acciones, principalmente debido a dificultades financieras.
"Cualquier ampliación de programas sociales implica inversiones presupuestarias y beneficios que significan ingresos presupuestarios insuficientes, por lo que casi todos los grandes países de América Latina están muy limitados en sus acciones, ya que tienen un déficit presupuestario en los últimos años", explicó el experto.
Añadió que la única forma de financiar estos programas "son préstamos, y la carga de deuda ya es muy alta" en los países latinoamericanos, por ejemplo en Argentina.
Desde el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica de pandemia la enfermedad COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2, detectado por primera vez a finales de 2019.
A escala global se han confirmado hasta ahora unos 1,86 millones de casos de infección por el virus causante de COVID-19, incluidos más de 115.000 decesos, según la universidad estadounidense Johns Hopkins.