Desde que el nuevo tipo de neumonía fuera detectado en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia china de Hubei (centro-este), en diciembre de 2019, nos hemos visto cada vez más inmersos en la crisis global provocada por el coronavirus, que abre un panorama incierto de cara al futuro. Y entre la confusión también surge la inexactitud en la información disponible sobre la enfermedad.
En distintos medios y en redes sociales se utilizan de forma indistinta términos como coronavirus y COVID-19. Al mismo tiempo, se hace referencia a enfermedades como el SARS o MERS, o se compara la situación actual con la pandemia de gripe A (H1N1) del 2009.
Coronavirus
Los coronavirus pueden infectar a seres humanos y animales. Se conocen hasta ahora siete coronavirus humanos. Los cuatro más comunes son:
- 229E;
- OC43;
- NL63;
- HKU1.
El 229E y el OC43 son los dos coronavirus que causan resfriados comunes (también ocasionados por rhinovirus).
Los otros tres coronavirus humanos, menos comunes, son:
- MERS-CoV;
- SARS-CoV
- SARS-CoV-2.
Estos tres evolucionaron de coronavirus animales, señala la agencia Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) del Gobierno de EEUU.
COVID-19
Es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-CoV-2. El nombre es el acrónimo en inglés de las palabras Corona, Virus, Disease y el año en que fue descubierta —enfermedad de coronavirus 2019—.
Los síntomas de COVID-19 más comunes son fiebre, cansancio y tos seca. En algunos casos se reportan dolores, además de congestión nasal y rinorrea, dolor de garganta y diarrea. También es posible que algunas personas no desarrollen síntomas ni malestar, según reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS). Uno de cada seis pacientes con COVID-19 desarrolla una enfermedad grave, con una tasa de mortalidad del 2 %.
Para prevenir el contagio de COVID-19, la OMS recomienda, entre otras medidas, lavarse las manos a fondo y con frecuencia; mantener al menos un metro de distancia de personas que estornudan o tosen; no tocarse el rostro para evitar el contagio; quedarse en casa en caso de síntomas de malestar.
SARS
Durante el brote de SARS de 2003 se enfermaron 8.809 personas de 26 países, y hubo 774 muertes. Según CDC, la mayoría de los pacientes infectados contrae neumonía.
MERS
El síndrome respiratorio de Oriente Medio —Middle East Respiratory Syndrome, en inglés— es una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus MERS-CoV. Fue diagnosticada por primera vez en 2012, en Arabia Saudí. Desde septiembre de ese año, se han registrado 2.494 casos en 27 países, y 858 muertes. El 80 % de los casos son de Arabia Saudí. En 2015, hubo un importante brote de MERS en Corea del Sur, el más grande fuera de la península arábiga.
La neumonía es frecuente en personas con MERS, y los casos graves presentan insuficiencia respiratoria que requiere la internación en cuidados intensivos y el uso de respiradores. La tasa de mortalidad del MERS es de 30 al 40 %.
H1N1
Es el virus causante de la pandemia de gripe A (H1N1) de 2009. Es un virus influenza A, un tipo de virus que causa gripe en mamíferos y aves. H1 indica el tipo de hemaglutinina (proteína) propio del virus —hay 17 tipos, de H1 a H17—. El N1 alude al tipo de enzima neuraminidasa presente en el virus —existen 9 tipos, de N1 a N9—.
Antes de la pandemia de 2009, otros virus H1N1 habían circulado causando gripe estacional.
La gripe pandémica se transmite de persona a persona como otros virus gripales. Los cuadros más graves pueden deberse a la neumonía vírica, más difícil de curar que la neumonía bacteriana propia de la gripe estacional.
La mortalidad es mayor en personas jóvenes que en adultos más de 65 años. La población de riesgo la constituyen niños, mujeres embarazadas, personas con enfermedades crónicas pulmonares y de otra clase.
Según datos de CDC, en el primer año murieron entre 151.700 y 575.400 personas en todo el mundo a causa de este virus. Aunque la pandemia terminó en agosto de 2010, el virus sigue circulando como virus de gripe estacional.
RT-PCR
La reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa —del inglés, Reverse transcription polymerase chain reaction— es un método de diagnóstico del coronavirus.
Las muestras se recogen mediante hisopados nasofaríngeos (parte superior de la garganta, por detrás de la nariz) y orofaríngeos (parte posterior de la garganta, cerca de las amígdalas) combinados.
De acuerdo a la información brindada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estas pruebas deben ser consideradas "una vez descartada la influenza y la influenza aviar (gripe y gripe aviar)" en las personas sospechosas de contagio.