"Nuestra vida tiene que continuar, los empleos deben mantenerse, debe preservarse el sustento de las familias, tenemos que volver a la normalidad", dijo Bolsonaro en un pronunciamiento especial en televisión, en que también pidió que los gobernadores abandonen el "concepto de tierra arrasada", así como propuestas como el "cierre de transportes o el confinamiento en masa".
Además, dijo que él, por su historial de "atleta" (de joven fue paracaidista en el Ejército) no se vería prácticamente afectado por el COVID-19, que volvió a definir como una "gripecita o constipadito", como ya hizo hace días, lo que le valió numerosas críticas.
El presidente aprovechó la ocasión para criticar duramente a los medios de comunicación, que en su opinión usaron las informaciones llegadas desde Italia "para que la histeria se expandiese por nuestro país".
Para Bolsonaro, no son casos comparables porque en Italia "hay muchos ancianos y un clima diferente", dando por válida la teoría de que el virus se comportaría de forma diferente en países cálidos, algo que de momento no fue demostrado científicamente.
El líder ultraderechista también felicitó al personal médico por su labor estos días y confió en que pronto se encuentre una cura para la enfermedad, resaltando las posibilidades de la cloroquina, que ya se usa contra otras enfermedades pero cuya efectividad contra el COVID-19 aún no fue demostrada.
De momento, el SARS-CoV-2 dejó en Brasil 2.201 personas contagiadas y 46 fallecidos, siendo los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro (sureste) los más afectados, según datos divulgados por el ministerio de Salud.
A finales de 2019 China informó de un brote de neumonía en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei (sudeste), causado por una nueva cepa de coronavirus.
De acuerdo al último reporte de la Organización Mundial de la Salud, hay 292.142 casos confirmados en todo el mundo, al tiempo que 12.784 personas han muerto a causa del COVID-19.