El estudio, publicado en la revista Endocrinology, constó en comparar a ratones alimentados con tres dietas diferentes en altos contenidos de grasa: aceite de soja, aceite de soja modificado para que sea bajo en ácido linoleico y aceite de coco.
Mediante una publicación de la universidad, los científicos explicaron que alrededor de 100 genes en ratones alimentados con aceite de soja no funcionaban, por ejemplo, el gen que produce la hormona del amor, la oxitocina.
Este descubrimiento, apuntaron, podría tener ramificaciones no solo para el metabolismo energético, sino también para la función cerebral adecuada y enfermedades como el autismo o la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no hay pruebas de que el aceite cause estas enfermedades.
"El dogma es que las grasas saturadas son malas y las grasas no saturadas son buenas. El aceite de soja es una grasa poliinsaturada, pero la idea de que es buena para usted simplemente no está probada", subrayó uno de los investigadores.