Al intervenir el 29 de diciembre en la segunda jornada de una reunión plenaria del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Korea, el líder "resaltó la necesidad de tomar medidas positivas y ofensivas para asegurar plenamente la soberanía y la seguridad nacional, como lo requiere la situación actual" y "marcó las tareas en los ámbitos de asuntos exteriores, industria de municiones y fuerzas armadas", comunicó el medio oficioso sin especificar de qué medidas se trata.
Sin embargo, el proceso de distensión en la península de Corea se atascó en los meses recientes.
La segunda reunión de Trump y Kim, celebrada en Hanói a finales de febrero pasado, terminó de forma abrupta y sin un acuerdo, aunque las partes, según la Casa Blanca, quedaron en mantener más reuniones en el futuro.
El tercer encuentro entre ambos líderes, no programado, tuvo lugar el 30 de junio en la línea divisoria entre ambas Coreas, y terminó con el anuncio de que Washington y Pyongyang retomarían consultas en las semanas siguientes.
A principios de diciembre, el vicecanciller norcoreano Ri Thae-song recordó que el fin del 2019 es la fecha límite que el líder norcoreano, Kim Jong-un, marcó en abril para que EEUU cambie de actitud en las negociaciones con Corea del Norte para preservar el avance logrado, si no quiere llevarse una "sorpresa navideña".
En mayo pasado Pyongyang reanudó las pruebas de armas, tras una pausa de 17 meses, y realizó desde entonces una quincena de ensayos, entre ellos dos recientes que, según las conjeturas, fueron de nuevos motores para misiles balísticos intercontinentales.