El nivel general de oxígeno en los océanos ha descendido aproximadamente un 2%, mientras que el número de zonas muertas conocidas se ha disparado de 45 en la década de 1960 a unos 700 actualmente.
En el mar Arábigo se extiende la zona muerta más grande conocida hasta hoy. Sus dimensiones superan a las del estado de Florida.
¿Cómo aparecen estas zonas? La contaminación humana hace que penetren nuevos compuestos químicos en el agua de los océanos.
Dichos compuestos hacen que en las regiones afectadas no pueda prosperar la vida marina, pero sí grandes cantidades de algas y de bacterias anaeróbicas. Estos dos organismos consumen todo el oxígeno y son las responsables de que el lugar en el que crecen se quede sin él. A medida que consumen más oxígeno, la zona muerta crece. Muchas criaturas marinas —tiburones, marlines y atunes, por ejemplo— son incapaces de sobrevivir en estas áreas, lo que aumenta las posibilidades de que se produzca una extinción masiva a largo plazo.
"Esta es quizás la última llamada de atención del experimento incontrolado que la humanidad está desatando en los océanos del mundo a medida que las emisiones de carbono continúan aumentando", según Dan Laffoley, coeditor del informe.
El estudio fue presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP25) en Madrid para convencer a los signatarios del acuerdo de París que su objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales se debe cumplir.
Hasta ahora, los océanos han actuado como amortiguadores absorbiendo más del 90% del calor proveniente de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si el calor absorbido por los océanos desde 1955 hubiera ido a parar a los niveles bajos de la atmósfera, las temperaturas del planeta serían ahora 36 grados más elevadas, de acuerdo con Laffoley. Esta absorción ha hecho que el océano sea un 26% más ácido que en la época preindustrial.