Pero no lo han logrado, y menos de tres meses después, Israel está embarcado en otra cita electoral, el próximo 2 de marzo, un hecho sin precedentes en su historia.
La Knéset (Parlamento israelí) votó entre el miércoles y primera hora de la mañana del jueves el proyecto de ley para disolverse y para celebrar los comicios el 2 de marzo del 2020, fecha que pactaron el primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, y su rival, Benny Gantz, líder de la coalición de centro-derecha Azul y Blanco, para evitar que la cita con las urnas fuera el 10 de marzo, día en que cae la festividad judía del Purim.
Gantz dijo que aún había tiempo para evitar unas elecciones "costosas e innecesarias" y pidió a Netanyahu que renunciara a obtener inmunidad parlamentaria respecto a los casos de corrupción de que le acusa la Fiscalía General del Estado, abriendo la puerta a negociar con él un gobierno en el último minuto.
Netanyahu, según medios israelíes, consideró esta opción, pero al final no movió ficha.
"Solo una persona, Benjamín Netanyahu, quería estas elecciones por razones personales inaceptables, opuestas a lo mejor para el país", señaló el jueves la comentarista Sima Kadmon en el diario israelí de pago más leído, el Yedioth Aharonoth, de derechas.
La situación legal de Netanyahu, acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza, ha contribuido al impás político israelí. Su insistencia por liderar el Ejecutivo de unidad imposibilitó un acuerdo con Azul y Blanco para formar un gobierno de unidad.
Al ser primer ministro, Netanyahu tiene la opción de solicitar la inmunidad hasta el 1 de enero, aunque el Parlamento esté disuelto. Pero la decisión final la tomará un comité que no se constituirá hasta después de las elecciones de marzo.
El primer ministro y el presidente del Comité Central de su partido, el Likud, Haim Katz, acordaron que la principal formación de la derecha israelí celebraría primarias para escoger a su líder el 26 de diciembre, si se convocaban elecciones.
Si hay primarias, Netanyahu se presentará para revalidar su liderazgo, según indicó días atrás, a pesar de estar inmerso en un proceso judicial. Por ahora, el único que lo ha desafiado públicamente es el diputado y exministro de Educación Gideon Saar.